Naturaleza y raíces, un viaje al corazón de Bizkaia

Los parques naturales de Urkiola, Gorbeia y Armañón muestran la esencia de este territorio y ofrecen al visitante un paraíso verde del que disfrutar en invierno

Si hay dos colores que definen Bizkaia esos son el azul del Cantábrico y el verde de sus impresionantes parajes naturales. Viajar a la provincia vasca en esta temporada es toda una delicia para los amantes del aire puro. Porque Bizkaia es un destino de naturaleza, sostenible y que conserva sus raíces e identidad propia.

Un buen ejemplo de ello es el Parque Natural de Urkiola, un paraíso de contrastes entre montes, peñas y valles y donde podemos encontrar la morada de una de las principales diosas vascas, Mari, también llamada Mari de Anboto o la Dama de Anboto en alusión a la cueva donde habita en la cara este del monte.

Los amantes del senderismo y la escalada tienen aquí muchísimas opciones (para todos los niveles). Los primeros pueden darse un homenaje de naturaleza con el recorrido (unas tres horas) que va desde el Santuario de los Santos Antonio Abad y de Padua (dicen que si eres soltero, tienes que darle tres vueltas para encontrar pareja) hasta el monte Urkiolagirre (1.008 metros). Una ruta que atraviesa bosques y prados y con una espectacular panorámica de la cresta de Alluitz. Los escaladores, por su parte, tienen en Urkiola tres de las paredes verticales más queridas: Atxa, Urresti y Alluitz.

Otra de las joyas que guarda Bizkaia en su interior es el Parque Natural de Armañón, una exaltación natural donde conviven un imponente paisaje kárstico que ha creado un microclima propicio para que, en pleno Cantábrico, crezcan especies de árboles mediterráneas. Es todo un espectáculo. Aunque para encontrar otro hay que mirar al subsuelo. El parque esconde un laberinto con más de 200 grutas, entre las que destacan la cueva de la Torca Carlista, considerada la cueva subterránea más grande de Europa y solo es apta para espeleólogos experimentados, o la Cueva de Pozalagua (visitable), considerada una auténtica ‘catedral subterránea’ ya que alberga la mayor concentración de estalactitas excéntricas, que son las que crecen para cualquier lado. Imperdible.

Si viajas con niños, dos recomendaciones: una visita a Karpin Fauna, un centro de recuperación y acogida de animales silvestres y una ruta muy sencilla (y con recompensa final en forma de panorámica) por el sendero La Zoja. Otro lugar que regala unas vistas de postal es Parketxea, el Centro de Interpretación del Parque Natural de Armañón y de los Montes de Ordunte.

Esta ruta por el interior verde de Bizkaia no podría estar completa sin el Parque Natural de Gorbeia, un festival natural en el que sobresale la montaña más alta de la provincia (1.481 metros), pero en el que también se asienta la esencia de la mitología y la tradición vasca entre bosques centenarios, humedales (el de Saldropo, en Zeanuri, es un ecosistema único) y caseríos.

Uno de los parajes más inolvidables del parque, además de ser su corazón, es el Biotopo Protegido de Itxina, un conjunto de formaciones kársticas repleto de cuevas y simas y con unas panorámicas únicas de las formaciones rocosas emergiendo de la tierra. No os perdáis el Ojo de Atxalur. Y tampoco dejéis de hacer una visita a Ubide, un pequeño y encantador pueblo que tiene la particularidad de ser el más alto de la provincia (581 metros) y que conserva la esencia de las poblaciones rurales de antaño así como una calzada medieval. Landazabal y Latxa también son buenas paradas para ver los ‘baserris’, los típicos caseríos.

Y si del verde queremos pasar al azul, una buena idea es aprovechar el año compostelano y hacer Camino del Norte o de la Costa: cuatro etapas que atraviesan la Bizkaia desde Markina-Xemein hasta Kobaron. Apunta paradas imprescindibles como el Monasterio de Zenarruza.