''¿Quién me va a querer a mí con la edad que tengo?'' La historia de Peña, su mujer y una planta fotovoltaica

La construcción de una planta fotovoltaica en Totana cambió la vida de este electricista de 56 años. Tras tener que cerrar su empresa y toparse de bruces con el rechazo laboral que suponía su edad, encontró (por fin) la oportunidad que necesitaba para demostrar su valía. “Es como un sueño”

Quién me va a querer a mí con 50 años?”. Es una pregunta dura y, por desgracia, muy habitual. Es la que se repiten cada día miles de parados expulsados del mercado laboral y de autónomos que echan el cierre a sus negocios y que superan esa barrera invisible, la del medio siglo, que les pone un poco más cuesta arriba los procesos de selección y el reciclaje profesional.

Esa frase rondaba la cabeza de José Ramón Peñalver —Peña para sus vecinos de Totana (Murcia)— hace solo tres años. En realidad, ya llevaba algún tiempo dándole vueltas. Peña es electricista y tenía su propia empresa, que se fue al traste, como tantas otras, con la llegada de la Gran Recesión. Ni siquiera pudo encontrar la estabilidad que necesitaba con el negocio familiar de su suegro que dirigió después durante 10 años. Justo entonces, en 2018, surgió una oportunidad que cambiaría su vida. Y su mujer, Encarna, estaba decidida a que no dejara pasar ese tren.

“21 de agosto de 2018”, dice sin dudar ni un segundo Peña. Se refiere al día en el que entró a trabajar por primera vez en la planta fotovoltaica que Endesa promovió en su pueblo, Totana.

A lo largo de los diez años anteriores, Peña se había dedicado al negocio de la uva de mesa que regentaba su familia política. Sin embargo, la infertilidad de la tierra y el envejecimiento de las parras le hicieron desistir. Se encontró en una situación complicada y a una edad también complicada. Acababa de cumplir los 53 años y aquella pregunta que rondaba su cabeza cada día desde hacía algún tiempo estaba empezando a minar su autoconfianza.

En España hay alrededor de 947.000 parados de más de 50 años, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Concretamente, el número de desempleados que superan los 55 años se ha triplicado desde el año 2008. Muchas de estas personas no pueden evitar plantearse la misma pregunta que martilleaba a Peña al enfrentarse a un mercado laboral que los expulsa. “Desgraciadamente, la mayoría de las empresas no valoran la experiencia de las personas. Entre los puntos de referencia principales que valoran se encuentra la edad. Esto es algo incomprensible para mí. Hablamos de gente con experiencia, responsable y que sabe hacer bien su trabajo, pero que no puede competir con otras personas por su edad. Creo que esto no debería ser así. Y, sin embargo, es así. Por eso, en 2018 yo me preguntaba quién me iba a querer a mí con la edad que tenía”, recuerda Peña.

Así que su mujer, Encarna, le ayudó a salir de aquella situación y lo hizo a base de insistir. “Ella fue la fuerza que me animó y que me impulsó en esa época”, recuerda Peña. Tras animarle a que se apuntara al paro y acceder a algún programa de mejora de empleo, Encarna se enteró de que Endesa iba a construir una planta fotovoltaica en la zona, como parte de un plan de renovación de energía sostenible. Y comenzó a insistir a su marido para que probara suerte. “Peña, apúntate. Peña, apúntate”, repetía Encarna cada día. Y Peña dio el paso.

Un nuevo comienzo

“Bendita la hora en que le hice caso, ¡me cogieron el primero en la obra de Totana!”, exclama Peña. La colaboración de Endesa con los ayuntamientos de las zonas donde ubica sus plantas fotovoltaicas genera empleo de manera directa. De hecho, los permisos para comenzar las obras van ligados a acuerdos de creación de puestos de trabajo para parados de larga duración y de mayores de 45 años para fomentar la economía local en las zonas en las que se asientan.

“Yo entré dentro de la segunda categoría”, aclara este experimentado profesional. “La oportunidad que nos dieron para trabajar en esta planta fotovoltaica fue un soplo de aire fresco que, a personas como yo, nos permitió demostrar que podemos seguir trabajando y que somos tan responsables como el primero. De hecho, varias personas seguimos trabajando gracias a la oportunidad que se nos ofreció en aquel momento”, añade Peña.

Hoy, este totanero continúa trabajando en distintos proyectos de implantación de plantas fotovoltaicas en diferentes puntos de España. “Mi idea era quedarme de jefe de mantenimiento en Totana, pero a mi jefe le gustó mi manera de trabajar y me llevó a la puesta en marcha de otras plantas. Era la primera vez que salía de casa”, añade.

Además, Peña ha logrado encauzar su carrera laboral hacia un ámbito nuevo y que se adapta a él como un guante. “Yo soy una persona muy ordenada y, en mi trabajo actual, me ocupo de la coordinación de todos los materiales que necesitan los compañeros en su trabajo, maquinaria, EPIS… Estoy haciendo lo que más me gusta, es como un sueño que tenía y se ha cumplido”.

Crear valor compartido

La instalación de una planta fotovoltaica supone mucho más que ubicar una serie de paneles solares en una localización determinada para generar energía eléctrica. En el caso de Endesa, también conlleva la creación de puestos de trabajo locales, así como la ejecución de proyectos que maximizan el valor que cada planta aporta a la zona en la que se implanta y que velan por la sostenibilidad de la propia instalación.

Estoy haciendo lo que más me gusta, es como un sueño que tenía y se ha cumplido

José Ramón Peñalver

En concreto, la construcción del parque de Totana se ha basado en el modelo de «Sitio de Construcción Sostenible», que incluye la utilización de energía renovable durante la construcción. Para ello, se emplea un sistema fotovoltaico que cubre las necesidades energéticas de los trabajos, además de poner en marcha iniciativas para que la población local participe en el desarrollo del proyecto. Los paneles solares utilizados en la construcción se han donado al Centro de Día José Moyá para personas con discapacidad intelectual, al que también se ha dotado de iluminación eficiente. Otras acciones consisten en el reciclaje de residuos y el compostaje de la fracción orgánica durante la fase de construcción.

En su periodo máximo de ejecución, la planta de Totana llegó a emplear a cerca de 150 personas de la zona. El proyecto también promovió la contratación local para trabajos relacionados con la obra, servicios de restauración y alojamiento de trabajadores, cursos de formación en energías renovables para los residentes locales desempleados, así como programas de sensibilización ambiental para las escuelas, el Centro de Día José Moyá y otras asociaciones locales. “La gente está concienciada de que las energías renovables son el futuro”, asegura Peña. “Vivimos un boom de las renovables y la demanda de empleo en el sector es enorme”.

Regeneración 360º en la zona

Toda la comarca ha abrazado la creación de la planta fotovoltaica porque permite impulsar actividades de regeneración de la zona. Esto se debe a que, junto a la construcción y operación de cada planta fotovoltaica, Endesa promueve otra serie de actividades relacionadas con el sector primario local y los ecosistemas de la zona. En el caso de la instalación fotovoltaica de Totana, se ha creado un corredor ecológico en el que se han plantado 15.000 plantas en ocho hectáreas para dar refugio a más de 25 especies de aves, de las cuales algunas se encuentran amenazadas.

Junto a esta isla ecológica, que ya ha permitido avistar ejemplares autóctonos como la cogujada común o la urraca, la planta de Totana también recibe habitualmente a un pastor con su rebaño de ovejas, que Peña define como “un compañero de trabajo más” y que se encargan de desbrozar la zona de manera natural. “Son los ayudantes perfectos para mantener la hierba a rajatabla en el huerto solar. Y, además, es lo más ecológico y lo que menos daña el medioambiente. Es la combinación perfecta porque aprovechamos los recursos que nos da la tierra: el sol por un lado y, por otro, hacemos una limpieza natural”, explica Juan Pedro Serrano. Y remacha contundente mientras dirige a sus ovejas (tiene alrededor de 700 cabezas) entre los paneles fotovoltaicos: “Hay que darse cuenta de los beneficios que tienen para todos las renovables. Por eso, hay que empezar ya. Mañana es tarde”.

Junto a sus ovejas, en los terrenos en los que se asienta la planta también hay cultivos para recuperar las actividades agrícolas de la zona. Tras un detallado análisis, Endesa ha plantado, con la colaboración del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), especies como el pimiento rojo, el brócoli, la alcachofa, el tomillo y la pitaya.

“En mi opinión, habría que hacer un campo en cada kilómetro”, asegura Peña cuando se refiere a las oportunidades que ha supuesto la implantación de la planta fotovoltaica en su zona. Un hombre que, a sus 56 años, ha dejado ya de preguntarse quién le va a querer a él con la edad que tiene.