¿Sabes distinguir la verdadera horchata valenciana? Busca el sello DO Chufa de Valencia
La horchata es un imprescindible en verano. Es sabrosa y muy refrescante, así que en España es un éxito asegurado para resistir las altas temperaturas. Eso sí, siempre que esté hecha a base de auténticas chufas valencianas. Por eso debemos buscar el sello de la Denominación de Origen como garantía.
La horchata se prepara a base de chufa –un tubérculo que se cultiva principalmente en Valencia desde hace siglos-, agua y azúcar. Puede parecer sencillo, pero hay una clave para garantizar el éxito la horchata: que las chufas –su ingrediente estrella- sean 100% valencianas porque tienen una gran calidad, se hidratan muy bien y tienen su propio toque dulce que las hace genuinas.
Valencia es tierra de chufas desde hace miles de años. La primera mención a una “llet de chufes” (leche de chufas) aparece en “El Llibre de Sent Soví”, un recetario de cocina medieval de autor anónimo que data del 1324. Desde entonces, su cultivo ha llamado la atención de muchas empresas que a lo largo de los años han empezado a producir chufa en otros lugares del mundo.
Precisamente, para proteger el mejor sabor y ofrecer la mejor horchata, en el año 1987 se fundó el Consejo Regulador de la D.O. Chufa de Valencia. Y es que el sabor de la receta final, como sucede en cualquier otro plato, cambia totalmente según la material prima utilizada. Y existen dos tipos de chufa, la base de la horchata: la que cuenta con la denominación de origen valenciana y el resto.
El mejor clima para la mejor chufa
La chufa valenciana con Denominación de Origen se cultiva en 19 municipios de la comarca de l´Horta Nord, la única zona de España que reúne las mejores condiciones edafoclimáticas. Es decir, un clima cálido, temperaturas medias elevadas y un periodo de 4 a 5 meses libre de heladas, además de una elevada humedad ambiental. Todo ello hace que este suelo sea el idóneo para cultivar, con la máxima calidad, este preciado tubérculo.
En distintos estudios se ha comprobado que tanto “la forma de cultivar como la zona de l'Horta Nord influyen sobre el sabor final de la horchata”, cuenta Pablo Bresó, técnico de certificación del Consejo Regulador de la D.O. Chufa de Valencia. Aunque, añade que el toque final lo marca cada horchatero. Según el técnico, también cabría destacar las diferencias en la composición nutricional de la chufa local y de la foránea, y es que la cantidad de proteína de la variedad valenciana es mucho mayor.
Por todo ello, el sello D.O. Chufa de Valencia asegura que su horchata es de máxima calidad, que ha fomentado el desarrollo de la economía local y que se ha producido siguiendo procesos sostenibles. Desde el Consejo Regulador, Pablo Bresó comenta que hay más de 350 agricultores inscritos en la D.O. “para que sus chufas puedan tener el sello y garantizar la máxima calidad de estas”. Una vez en los lineales de los establecimientos, los consumidores deben buscar esta etiqueta en los envases. Sólo si lleva la etiqueta del Consejo Regulador tendrán la garantía de que es Chufa de Valencia con Denominación de Origen.
Un superalimento de moda
La bebida de chufa valenciana es un superalimento y se ha convertido en todo un referente de salud. Según la Universidad de Valencia, posee propiedades digestivas muy buenas para el organismo. Sus investigadores destacan el alto contenido en almidón y aminoácidos, como también su aporte en magnesio, potasio, hierro y fósforo.
Desde su poder antioxidante hasta su papel en el control de la tensión arterial, la horchata suma un sinfín de beneficios nutricionales. Esta bebida funciona como fibra soluble en el colon, por lo que facilita la digestión; y su contenido en ácido oleico es muy similar al del aceite de oliva y al de los frutos secos. Es decir, la horchata es perfecta para controlar los niveles de colesterol, triglicéridos y prevenir la arterioesclerosis.
Además, contiene antioxidantes gracias a su contenido en vitaminas C y E; y almidón, que evita las molestas flatulencias y diarreas estivales. También es fuente de arginina, por lo que mantiene la tensión arterial a raya. Y, por si fuera poco, la bebida estrella del verano está libre de fosfatos, gluten, lactosa y glucosa.
Un consumo apto para todos
Las chufas –y la horchata- son buenas para todos. Están recomendadas para todo tipo de personas de cualquier edad. De hecho, la horchata se convierte en una aliada nutricional en algunas situaciones fisiológicas, como en el caso de un embarazo, y en ciertas enfermedades.
Por ejemplo, en las mujeres gestantes, el consumo de esta bebida es muy interesante por “el variado aporte de aminoácidos”, entre los cuales hay que destacar el aporte de arginina “tanto por su cantidad como por la importancia de dicho aminoácido para el feto y el recién nacido”, argumenta Pablo Bresó. Más tarde, la leche de chufa perfecta para ayudar al desarrollo y crecimiento de la etapa infantil y la adolescencia. Todo gracias a su elevado aporte de calcio, hierro, magnesio y fósforo.
Por otro lado, en las dietas vegetarianas, la horchata aporta una serie de nutrientes, y en proporciones más adecuadas, que otras bebidas de origen vegetal no. Es rica en hierro y en calcio, y combinada con arroz hace que se le aseguren al organismo proteínas de alto valor biológico. Finalmente, si no se le añade azúcar al tomarla, la horchata de chufa puede ayudar a personas con diabetes de tipo 2 a que las células de su cuerpo reduzcan la resistencia a la insulina.