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La biblia de los foodies cumple 40 años

La Guía Repsol cumple cuatro décadas reencarnándose en una web y una aplicación móvil y con nuevos filtros de selección para restaurantes y hoteles

Gonzalo Toca

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La Guía Repsol cumple 40 años con la forma de una aplicación móvil y una web

Los foodies, esos peregrinos del buen comer (y el buen dormir), peinan la geografía española hasta probar las delicias de los restaurantes y hotelitos increíbles y hasta descubrir, si es preciso, un sabor desconocido al final de un sendero sin asfaltar. La biblia de estos exploradores del sueño y el paladar es la Guía Repsol, que cumple 40 años con la forma de una aplicación móvil, una web y una selección aún más exigente de los lugares a los que no se puede ir sin volver.

Caminante, no hay camino… ¡pero cuánto nos gusta caminar si se trata de comer! Porque dar vueltas sin rumbo es marear la perdiz y, cuando el estómago aprieta, donde mejor está la perdiz es estofada, encebollada, asada o en escabeche. ¿Pero qué cocina elegir cuando hay hambre de bocados exquisitos? Ésa es la pregunta que la Guía Repsol lleva respondiendo, a fuego lento pero sin pausa, cuatro décadas.

DEL CUADERNILLO DE ESPIRAL AL ARCHIVO DIGITAL

De la Guía Campsa se pasó a la Guía Repsol y de los cuadernos de anillas, a la web y la aplicación móvil

Primero se llamó Campsa y luego Repsol. Fue un cuadernillo de papel grueso y lomo de espirales y hoy es un archivo digital que se consulta desde el móvil. Por fin, los mapas de carreteras que tanto nos acompañaron, arrugados y dispuestos, ya son el testigo mudo de cómo era el mundo sin Google. Todo ha cambiado mucho y, si los filtros de calidad de la guía nos parecían duros, ahora lo son todavía más gracias a la colaboración de la Real Academia de Gastronomía y a la creación de un Comité de Asesores. Rastrear la calidad excelente es una apuesta de futuro y por eso, el equipo de la Guía Repsol colabora con el Basque Culinary Centre para seguir refinando los criterios de selección. Hay que encontrar a los mejores, se escondan donde se escondan.

Mucho ha cambiado, sí, pero el espíritu de descubrimiento y excelencia sigue siendo el mismo. En 1984, la guía celebró a Ferran Adrià, entonces un recién llegado a las cocinas de El Bulli, como un futuro maestro al que había que seguir de cerca. Pasarían más de diez años hasta que el New York Times lo convirtiera en leyenda con las críticas y los reportajes que hacía tanto que se merecía. A finales de los ochenta, la guía convirtió a Camilo José Cela (¡Don Camilo!) en su padrino e influencer de la buena mesa.

España se abría a Europa con una cocina que, en el SXXI, se coronaría como una de las mejores del mundo. La guía iba anticipándoles sus tesoros, poco a poco y al oído, a glotones y sibaritas. Los lugares de culto se distinguían con Soles naranjas y, cuantos más de ellos conseguía el templo gastronómico, más motivos teníamos para visitarlos, deslumbrándonos con su buen hacer.

El artista Luis Úrculo ha rediseñado ahora los Soles haciendo que se acumulen -se pueden obtener hasta tres-  como si avanzasen sobre el rastro que deja en el cielo el astro rey desde el amanecer hasta el mediodía.

Igor Arregi, chef de Kaia Kaipe, con uno de los nuevos Soles diseñados por Luis Úrculo.

GUÍA REPSOL 2019

Este año, la biblia de los foodies nos vuelve a sorprender premiando con 10 Soles propuestas fuera de ruta. Un ejemplo es el restaurante El Retiro, que se lleva dos y se encuentra en Pancar, un pequeño pueblo asturiano de apenas 300 habitantes. Lo regenta Ricardo Sostres, que inventa y sirve con mimo su jugo de fabes rojas con crestas de pitu caleya o su pulpo de pedreru y remolacha.

Otro ejemplo es Kaia Kaipe, un restaurante guipuzcoano que también se ha llevado dos Soles. Igor Arregi ha reconvertido este viejo asador, abierto hace más de cien años en Guetaria, en un templo gastronómico frente al puerto y las aguas del Cantábrico. Se ha transformado para abrazar la excelencia en el SXXI. Igual que la Guía Repsol.