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La náutica de recreo confía en remontar una caída del 11 % en las matriculaciones

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

PEPA LOSADA

La patronal aprovechará que se ha puesto de moda como turismo seguro

08 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Como para otros sectores, el 2020 ha sido también un año duro para la náutica de recreo. Ahora bien, el descalabro en el sector no ha sido del calibre que se temía allá por marzo y en los meses más duros de la pandemia, cuando el confinamiento atajó de raíz cualquier actividad relacionada con la náutica. Cualquiera. Hubo momentos en los que ni siquiera estuvo permitido acudir a los puertos y marinas a comprobar la integridad de las embarcaciones. Y mucho menos realizar las tareas básicas de mantenimiento. Eran tiempos en los que la patronal del sector, Anen (Asociación Nacional de Empresas Náuticas), se llevaba las manos a la cabeza ante una caída de las matriculaciones que rondaba el 30 %.

Pero llegó el verano y, con él, el valle de la primera ola del coronavirus. Un descenso que la navegación de recreo aprovechó para subirse a la cresta de esa onda de nueva normalidad que aconsejaba una distancia social imposible de guardar en playas a las que acudieron en masa personas que llevaban meses recluidas en casa. Alquilar un velero, tomar el sol en lancha, hacer excursiones en catamarán, probar la vela, practicar deportes náuticos... Se puso de moda. Tuvo tal tirón que enseguida se recuperaron las matriculaciones y en septiembre, esa caída del 28,7 % detectada en el primer semestre, se había mitigado hasta el 14,7 %, después de haber tenido el mejor agosto de los últimos tres años.

Con todo, el 2020 se cerró en negativo. Las altas de embarcaciones retrocedieron un 11 % con respecto al año anterior. «Cerramos un año muy duro», admite Carlos Sanlorenzo, secretario general de Anen. Pero no obvia que se trata de un ejercicio en el que el sector náutico ha hecho alarde de «su gran capacidad de superación» y, así, a pesar de la caída de las matriculaciones de embarcaciones de recreo, «el mercado náutico se mantiene en niveles del 2018», apostilla.

Optimismo

Con toda la prudencia que exige una situación de incertidumbre como la actual, que se adentra en una tercera ola de la pandemia sin prácticamente haber percibido el valle de la segunda, Sanlorenzo traslada el optimismo del sector. Un entusiasmo alentado por «los óptimos datos de demanda de la temporada náutica 2020 en plena pandemia». Eso les hace ver «el futuro con oportunidades de recuperar terreno y afianzar nuevas formas de consumir náutica». Y esos buenos vientos han movido las velas de la ambición: «El objetivo del sector para el verano del 2021 es consolidar la náutica como una opción de turismo seguro mainstream», dice el secretario general de Anen, dispuesto a aprovechar que esta modalidad turística se ha puesto de moda para remontar ese 11 % que retrocedió en la pandemia.

A lo largo del año pasado se matricularon en España 5.404 embarcaciones de recreo, una cifra que está en línea de las altas que se registraron en el 2018, cuando se registraron 5.545 matriculaciones.

De aquel total, más de un 20 % se han habilitado para el alquiler: 1.174. Según Anen, el mercado del chárter náutico sigue el patrón del mercado global, con un crecimiento del 52,3 % de las matriculaciones de barcos para este uso en el mes de diciembre. Con todo, la caída en el acumulado del año es del 25 %, dato que, no obstante, mejora ligeramente con respecto a los meses precedentes.

Aunque los barcos a motor son los que acaparan la mayor parte de las altas nacionales, las motos de agua, que aparecen en segundo lugar, son las que proporcionalmente menor cuota de mercado han perdido, con un retroceso de apenas un 0,6 %.

Descifrando los efectos del «brexit» en el sector

La navegación de recreo también ha tenido que surcar las olas levantadas por el brexit, por más que el acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea no recoja normas específicas que le afecten de forma directa. Ahora bien, la desconexión británica tiene una serie de implicaciones cuyos efectos Anen está tratando de minimizar con la Administración española para proteger tanto el impacto económico del turista o residente británico en la náutica de recreo en España como el peso de la industria náutica británica tiene en España.

La patronal ha recogido en una guía los principales efectos del brexit en el sector que tratará de resolver, a través de pactos bilaterales o alianzas recíprocas, en los próximos 11 meses. 

Titulaciones. Desde el pasado día 1, las titulaciones náuticas británicas no están reconocidas para gobernar barcos de recreo con bandera española, por tratarse el Reino Unido de un país tercero. Podrían, eso sí, llevar una embarcación británica. No obstante, cuando la titulación británica esté amparada por el Convenio STCW (Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia para la Gente del Mar) sí se aceptará dicho título para alquilar una embarcación de bandera española, aunque no para ejercer como patrón profesional.Anen trabaja con Marina Mercante para el reconocimiento de títulos.

Chárter náutico. La normativa española permite que los barcos destinados al chárter náutico lleven tanto bandera española como de otro país de la UE. Pero el Reino Unido ya no lo es y, por tanto, las de menos de 14 metros con esa bandera no pueden dedicarse al alquiler náutico en aguas españolas. Para eso deberían cambiar de bandera y darse de alta en cualquier país de la UE. Es otra de las cuestiones a las que Anen y la Administración buscan solución. 

Fiscalidad. Otro cambio que se deriva de la salida del Reino Unido de la Unión Europea supone, entre otras cuestiones, que los flujos de embarcaciones entre España y Reino Unido dejarán de tener la consideración de operaciones intracomunitarias y pasarán a estar sujetos a formalidades aduaneras. Eso implica que se aplicará el IVA español a las embarcaciones que se importen del Reino Unido.

También hay disposiciones respecto al impuesto de Matriculación (IEDMT). Si el que utiliza la embarcación abanderada en el Reino Unido es un residente en dicho país, no devengaría ese tributo, siempre y cuando cumpla con las limitaciones establecidas en la norma tributaria.