«Hace diez meses me salió un hermano gemelo en Alemania. Gracias a él sigo vivo»

Iago García
iago garcía REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

IAGO GARCÍA / SENÉN ROUCO

Pablo Ráez, el deportista marbellí que ha convertido en viral su lucha contra la leucemia es el caso más mediático

12 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Ráez, el deportista marbellí que ha convertido en viral su lucha contra la leucemia es el caso más mediático. Pero son muchos más los pacientes que siguen luchando por su vida. La batalla de Luis Manuel Río (A Coruña, 1976), empezó hace cinco años. Su médula no producía correctamente la linfa, un componente fundamental en el torrente sanguíneo y vital para su sistema inmunitario. Un linfoma de Hodgkin al que plantó cara desde el primer momento. «El trasplante es siempre la última opción. Hubo quimio y radioterapia al principio para intentar frenar al cáncer». Tres años después del diagnóstico le hicieron la primera operación con sus propias células (autólogas): «Al ser un trasplante propio no hay rechazo, son tus propias células depuradas. Me dije a mí mismo: ¡Esto va a funcionar!». Sin embargo, tras mes y medio, no hubo luz al final del túnel. 

Se ve que mi cuerpo no había podido con el cáncer. Piensas que tras la quimioterapia ya está muerto, vuelven tus células a poblar otra vez la médula... Ese fue el golpe más duro», confiesa Luis. En su relato no escatima elogios a los pilares que sustentaron su pelea. Su pareja, la asociación Asotrame y el hematólogo del Complejo Hospitalario de A Coruña, Guillermo Debén. Se refiere a él como su «dios particular».

Debén, que también espresidente provincial del Comité Científico de la Asociación Española Contra el Cáncer, le ofreció la alternativa de probar un novedoso tratamiento hasta que apareciese un donante compatible. Ocurrió hace 10 meses. 

Registro mundial

«Existe un registro de donantes de médula a nivel mundial. Y el mío es alemán. Mi médula vino en un avión, la trajo alguien en una maleta y eso es una maravilla. Sin esa persona anónima hoy no estaría haciendo la entrevista. Hace diez meses me salió un hermano gemelo en Alemania. Gracias a él estoy vivo». Pasados ya dos controles médicos, la posibilidad de rechazo es reducida. Por eso recomienda la paciencia que él ha tenido durante todo ese tiempo a Pablo Ráez, que sigue hospitalizado: «Hay que luchar o morir con las botas puestas».