La Voz de Galicia

Vigo acogerá en junio el primer festival contra la gordofobia

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begoña r. sotelino vigo / la voz

El certamen Y Se Armó La Gorda inicia una campaña para lograr apoyos con destino a financiar un proyecto que traerá a la ciudad a destacadas activistas

24 Mar 2023. Actualizado a las 00:26 h.

Los vigueses Alba Cobo e Isaac Pujales iniciaron una batalla contra la cultura de la dieta, la dictadura estética y gordofobia a raíz de la puesta en marcha de su proyecto empresarial de hostelería Outro Conto, basado en la alimentación saludable. Esta plataforma da ahora un paso de gigante que lidera Alba, cuyo peso la ha hecho sufrir buena parte de su existencia, hasta que se hartó de ese cuento y desde entonces escribe otro. Ella es la cabeza visible de la organización de Y Se Armó la Gorda, el primer festival de ámbito estatal que tendrá lugar en Vigo los días 3 y 4 de junio, que tiene como objetivo principal derribar los gruesos muros de intolerancia que sostienen la imagen social que sufren las personas cuyo peso no se ajusta a los cánones inculcados a fuego desde la infancia.

El certamen, que expandirá el mensaje en múltiples contextos, busca apoyos para desarrollar esta propuesta pionera en la que la ciudad enarbolará la bandera de la tolerancia. Por eso han puesto en marcha una campaña de micromecenazgo a través de la plataforma Verkami, con la que a partir de 10 euros, se puede apoyar el proyecto y lograr además, a cambio, la serie de piezas de merchandising que han diseñado las creadoras de la empresa local As Peaky Branders: camisetas, toallas o bolsas de tela en algodón ecológico; y hasta una clase de cocina a domicilio a cargo de Isaac Pujales.

Lo recaudado a través de las recompensas (solicitan 2.825 euros) se invertirá en financiar los gastos del alquiler de materiales y salas, de los soportes de comunicación e información, pagar dignamente a las ponentes, artistas, facilitadoras, colaboradoras y técnicas de sonido.

El programa incluirá la presencia en Vigo de conocidas activistas como Mara Jiménez, cuyos vídeos comparte con cerca de medio millón de personas en su cuenta de Instagram @croquetamente, o la escritora canaria Magdalena Piñeyro, autora del libro Diez gritos contra la gordofobia. Además, participarán en diversos actos (charlas, ponencias, conciertos, talleres), una veintena de feministas y activistas, profesionales de diferentes áreas.

El festival se presenta en redes con una campaña de alto voltaje visual que corrió a cargo de la fotógrafa Charo Lopes. La sesión de fotos transmite una imagen tan potente como la que el evento quiere lograr. La primera parte ya está conseguida. La segunda, tiene visos de superarse: «La violencia estética la sufrimos todas las mujeres desde que nacemos. Nos enseñan qué es lo que la sociedad considera correcto y nos enseña cómo debemos conseguirlo, desterrando toda posibilidad de sentirnos bien siendo como somos, en las condiciones que nos vienen dadas por naturaleza, sin la posibilidad de escucharnos, de querernos y vivir nuestra experiencia tal y como es», razona Cobo. Con el festival quieren poner su granito de arena para cambiar eso, «y que nuestra voz sea el centro y por primera vez se nos escuche bien alto». A la organización se han sumado varias asociaciones y proyectos sociales y feministas que participarán cubriendo diversos frentes.

 

No reivindican la obesidad

Advierte la emprendedora Alba, tras sacudirse los complejos y empoderarse en ellos, que por alguien se hace un lío con el mensaje «en absoluto se pretende idealizar la obesidad. Solo reivindicamos que merecemos existir, que nuestro cuerpo merece ser querido y respetado. No queremos entrar en un molde sino romperlo. Y por supuesto que no queremos que ahora todas las mujeres empiecen a trabajar con el objetivo de ser gordas. Lo que se plantea es abordar cómo el hecho de ser gordas afecta a sus vidas». La organizadora piensa que es posible conseguir un mundo «más libre de terrorismo corporal, que al final es que está en cada conversación con tus familiares y amistades, en el trabajo, en el cine, los anuncios, los gimnasios, las redes sociales, colegios, el sistema sanitario, las tiendas de ropa... y lo que es peor, en nosotras mismas», lamenta.


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