La Voz de Galicia

Una estudiante de Derecho que trabaja de camarera destapa un fraude: «Cotizaba dos horas y hacía doce»

Vigo ciudad

E. V. PITA VIGO / LA VOZ

Denunció a una cadena de restauración a la Inspección de Trabajo y el organismo, tras indagar, le modifica de oficio su contrato

10 Jun 2019. Actualizado a las 22:17 h.

La estudiante de Derecho Elisa Castiello trabajó de camarera los fines de semana en Vigo para sacarse un dinero extra pero, tras su incursión el mundo precario de la hostelería, ha destapado un abuso laboral por exceso de horario que ha obligado a la Inspección de Trabajo a actuar en abril. Cotizaba dos horas pero, a veces, hacía doce. Su denuncia tuvo éxito pues la inspección laboral le comunicó ayer por carta que le da la razón y modifica de oficio las condiciones de su contrato para hacerlo de jornada completa eventual en función de las circunstancias de la producción. Hace un año, dicha alumna vistió la toga para defenderse a sí misma en un juicio por despido en León, y ganó parcialmente.

De vuelta al campus de Vigo, hizo prácticas universitarias en comercio exterior marítimo y, entre otoño y Navidad, se ganó un dinero extra como camarera en una cadena gallega de restauración. Sin embargo, los excesos de horario le indignaron. «Me aseguraron por dos horas y hacía más de jornada completa, algunos días hacía más de doce. Y me dejaron mil euros a deber», dice. Denunció el abuso ante la Inspección de Trabajo: «Ni me dieron contrato ni nada para formalizar legalmente el trabajo, les avisé en varias ocasiones y me daban largas y, al final, fui a por ellos en la Inspección de Trabajo». Ayer recibió la resolución que, según dice, ve «ilegalidades». «Habrá muchísima gente como yo pero no se atreve a litigar, algunos tienen hijos». A dos semanas de graduarse, ya tiene trabajo en un bufete marítimo.

La joven recalca que su profesión no es la hostelería sino que entró en ese sector durante unos meses para ganarse un dinero extra mientras hacía prácticas de Derecho en un despacho náutico de Vigo, en el que ahora ya trabaja como contratada. «No soy la única que estuvo así pero otra gente no quiere denunciar porque tiene hijos o por no tener problemas. Yo soy una niña y si me despiden y me quedo sin trabajo ya sé que me toca moverme», afirma esta veinteañera, que durante el verano trabajaba de socorrista en una piscina de un pueblo de León para ahorrar para sufragarse sus estudios en Vigo.

Pero incluso sin la presión de depender de un trabajo en la hostelería tuvo que soportar mucha presión e incluso llegó a pedir asesoramiento legal. La empresa con la que litigó no contó con que esta estudiante tiene cierta facilidad para el derecho laboral y lo peleó.

Aunque hace meses que ya no trabaja en la hostelería, la carta que ha recibido esta semana del Ministerio de Trabajo y la Dirección Provincial de Pontevedra de la Tesorería General de la Seguridad Social le comunica que modifica de oficio su contrato. En la práctica, le habilita ahora para reclamar los atrasos que legalmente le corresponderían. 


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