La Voz de Galicia

La pareja que más plástico recicla

Vigo

mónica torres gondomar / la voz

Dos gondomareños transforman los residuos en productos de artesanía

06 Jun 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Fabián Freiría y Alba Villanueva forman la pareja que más plástico recicla en la comarca de O Val Miñor y, posiblemente, de Galicia. Al menos, de los que pueden hacerlo en su casa porque estos jóvenes de Gondomar se han hecho con una trituradora, una inyectora y una prensa de plástico «como quien se compra un combo de lavadora y secadora», bromea Fabián.

Todo comenzó en el 2018, cuando se toparon con que los contenedores amarillos de su barrio rebosaban y decidieron ser parte de la solución y no del problema. «Nos dimos cuenta de que estábamos acostumbrados a dejar la bolsa y desentendernos de la basura que generamos y empezamos a asumir que es responsabilidad de todos producir menor residuos y responsabilizarnos de ellos», apunta Freiría.

Él es técnico informático y ella, agente comercial. Su compromiso con el reciclaje se había limitado hasta entonces al hábito de clasificar y separar los residuos domésticos y depositarlos en el contenedor correspondiente. Pero ese año decidieron explorar alternativas y ahora no solo lideran Aventura Plástica, un proyecto de educación que conquista e niños y mayores y que fomenta la concienciación colectiva, sino que están dando ya los pasos para crear el primer taller de artesanía de plástico de Galicia. «Queremos que la gente compruebe lo bonito que se puede crear de lo que antes era solo basura», explica esta pareja que ya ha comenzado a comercializar sus productos en la tienda Goree African Soul del centro comercial A Laxe. «El coste del plástico reciclado es muy alto y, por lo tanto, muy caro respecto al industrial, pero usamos la venta del producto para visibilizar el problema», indican. Sus pieza, que van desde relojes a peonzas, pendientes, pomos o marcos de fotos elaborados en el taller de artesanía que se han montado en casa, están teniendo una gran acogida. «Alguien que te paga 80 euros por un reloj es porque valora tanto la pieza como el proceso y el impacto», considera esta pareja que, de momento, solo dispone de su tiempo libre para reciclar y crear, pero que trabaja y aspira a más. «La idea es seguir escalando objetivos y hacer un negocio viable y poder contratar a educadores y seguir con las charlas pero también hacer una planta de reciclaje y todo artesanal, como nuestros productos», afirman.

Aquella imagen de los contenedores llenos fue lo que les hizo cambiar el chip. Ahora, con la misma sorprenden a cuantos colegios, empresas y centros acuden. «Cuando alguien ve directamente cómo un tapón se convierte en una peonza o un llavero, es cuando toman conciencia», advierten. Su aprendizaje fue autodidacta y desvelan que hasta se iniciaron fundiendo plástico en la sandwichera, pero ahora que han conseguido toda la maquinaria y experiencia, reciclan «todo lo que entra en casa» y crear artesanía de diseño propio.


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