La Voz de Galicia

La USC lanza un test para medir el grado de adicción a Internet en adolescentes

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Javier Becerra redacción / la voz

Con 11 preguntas se puede advertir si su uso del móvil y el ordenador es perjudicial

19 May 2018. Actualizado a las 05:00 h.

Son once preguntas directas que se contestan con diferentes grados. Un ejemplo: «¿Te has conectado a Internet a pesar de que sabías que podría traerte problemas?» Las posibles contestaciones son nunca, pocas veces, bastantes veces y muchas veces, que conllevan respectivamente uno, dos, tres y cuatro puntos. Si al terminar el test, el joven obtiene más de 16 puntos la luz de alarma se enciende.

«Si se rebasa ese límite entraríamos en lo que se llama uso problemático de Internet», indica Antonio Rial, profesor de psicología de la USC que dirige el grupo que estudia el efecto de Internet en la salud mental. «Son once ítems muy sencillos y fáciles de contestar, que se han elaborado tras un largo estudio con muchos sujetos y que cuentan con aval científico», explica.

Rial indica que existen hechos que pueden servir a los padres como indicios de que existe ese problema con sus hijo. Entre ellos se encuentran las mentiras sobre el tiempo de conexión, intentos fallidos de controlar el móvil, el uso excesivo pese a conocer los problemas derivados, euforia o activación anómala cuando se está navegando, uso de Internet o el móvil como vía de escape o quejas de terceros por ese uso.

Ni prohibir ni censurar

Una vez que se detecta el problema, Rial recomienda que no se opte ni «por la prohibición ni la censura». En ese sentido, señala que «los programas de control parental ayudan pero no son la solución». Respeto a privar el chico del uso del móvil, el experto considera que puede generar un efecto colateral que no haría sino empeorar la situación. «No es una buena opción. La pérdida de privilegios tecnológicos, el miedo a quedarse sin móvil, suele ser la principal causa de ocultación cuando son acosados»

Ante ello, la única solución posible según Rial es el diálogo y la información. «Los padres ni somos colegas ni policías», recalca: «Hay que hablar con claridad de las ventajas e inconvenientes. Se deben poner los problemas encima de la mesa, aunque pueda acarrear discusiones».


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