La Voz de Galicia

Francisco Saborido: «No sabemos cómo frenar el anisakis»

Sociedad

Manu Otero Vigo / la voz nuevo director del instituto de investigaciones marinas

Experto en ecología pesquera, el director del IIM apela a la colaboración entre ciencia e industria para mejorar el sector

24 Aug 2018. Actualizado a las 09:46 h.

El Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) de Vigo inicia una nueva etapa bajo la dirección de Francisco Saborido, que se marca como meta aprovechar el traslado a la ETEA, antigua zona militar de la ría, para modernizar y ampliar la actividad y los vínculos del organismo con el exterior.

-Acaban de nombrarlo nuevo director del IIM. ¿Ya tiene algún proyecto sobre la mesa?

-En los institutos del CSIC el claustro científico propone a la presidencia a una o varias personas, que normalmente muestran interés. Llevo ya 29 años en este instituto, once como jefe de departamento, y es un paso natural. Lo fundamental de nuestro proyecto es el traslado a las instalaciones de la ETEA y queremos aprovecharlo para hacer un nuevo IIM. Seguiremos con las mismas personas y las mismas líneas de investigación, pero hay que incorporar nuevos proyectos, nuevas potencialidades, modernizar nuestro funcionamiento, vincularnos mucho más con otros agentes científicos y situar a Vigo en el mapa de la investigación internacional. La ciudad cuenta con grandes capacidades: la Universidad, el Instituto Español de Oceanografía, el Centro Tecnológico del Mar... un potencial que no estamos aprovechando.

-Es especialista en ecología pesquera. ¿Cuál es la salud global de esas especies en Galicia?

-Algunos recursos no están bien, otros se han ido recuperando porque las medidas han mostrado su eficacia y otros nunca han tenido problemas. Pero muy pocos recursos están subexplotados. Están a plena explotación o sobreexplotados. Esto es algo que se agrava por hechos como el cambio climático, paliarlo depende de toda la sociedad.

-¿Por qué el pulpo está brillando por su ausencia este verano?

-El pulpo es una especie de vida corta, como la anchoa o a la sardina. Es habitual que tenga altibajos. Nada tiene que ver con la demanda. La escasez del recurso empieza a ser preocupante cuando se concatenan varios años de bajada del recurso y se sigue explotando al mismo nivel, puede hacer que se colapse y aunque vengan años muy buenos ambientales, el recurso no es capaz de aprovecharlos. Hay que vigilar de cerca lo que está ocurriendo. El cambio climático afecta, el pulpo de aquí empeora y el de Noruega, por ejemplo, mejora.

-¿Se puede hacer algo para mejorar las poblaciones?

-Para cualquier especie, lo mejor es tener conocimiento. Cuánto, cuándo, dónde se está pescando. Una mejor colaboración del sector pesquero para aportar datos y confiar en la ciencia. No siempre tenemos la razón, pero es más probable que acertemos nosotros que otros sectores no científicos. Esta colaboración se hace desde hace décadas, pero es muy mejorable.

-¿Por qué cada vez hay más mareas rojas?

-En Galicia se invierte mucho en investigación sobre la marea roja, pero aún hay grandes lagunas sobre qué factores dispara a estas algas. Las cuestiones ambientales que afectan a estos bums son diversas. A veces no son fuertes pero sí persistentes y son las más dañinos.

-¿Debemos preocuparnos por el aumento de anisakis?

-El anisakis siempre ha estado ahí. En los últimos años esta población de anisakis se ha ido incrementando y el cambio climático puede que sea un causante. No es perjudicial para la salud si se limpia adecuadamente, pero sí que puede constituir un problema para la supervivencia del pez. No hay que ser alarmistas, pero hay que vigilarlo. Desde el punto de vista natural no hay una forma de frenar su avance, ni siquiera se sabe por qué está aumentando.

-El Parque Nacional das Illas Atlánticas opta a ser patrimonio de la humanidad. ¿Qué posibilidades hay de lograrlo?

-No cabe duda de que el parque tiene unos valores enormes, pero sí de que sean superiores a otros ecosistemas. No obstante, que a pesar de ser una zona muy explotada, haya conservado de forma maravillosa su biodiversidad terrestre y marina sí que se puede vender como ejemplo de coexistencia pacífica entre la conservación y la explotación.


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