La Voz de Galicia

Edificios que se autoabastecen con energía renovable, cada vez más cerca

Sociedad

r. romar redacción / la voz

Galicia participa en el proyecto de referencia europeo para poder conseguirlo

25 Jun 2018. Actualizado a las 09:44 h.

Comunidades de vecinos, áreas residenciales o zonas comerciales que gestionan y producen su propia energía a través de fuentes renovables como la solar, la eólica o incluso la geotérmica y que regulan los picos de demanda en función de sus necesidades por medio de sistemas de almacenamiento como baterías o pilas de combustible de hidrógeno. ¿El resultado? Un ahorro en la factura eléctrica para el consumidor; una menor dependencia de la importación de combustibles fósiles para el país, y una importante reducción de emisiones de efecto invernadero, lo que supone un beneficio para el planeta, ya que contribuye a mitigar el cambio climático y a cumplir con el Acuerdo de París.

La teoría suena bien, pero el escenario parece aún algo lejano. Pues no, no lo es. La implantación de un sistema de microrredes que potencien el autoconsumo eléctrico con energías renovables puede convertirse en una realidad a medio o corto plazo en lo que significará una revolución en el modelo energético. «No existen barreras técnicas para poder llevarlo a cabo», asegura Miguel Ángel Ridao, investigador del Grupo de Automática y Robótica Industrial de la Universidad de Sevilla y coordinador del programa europeo Agerar, el proyecto europeo de referencia en almacenamiento y gestión de energías renovables en el sector residencial y comercial, que fue presentado ayer en A Coruña.

ITG

En la iniciativa, que reúne a un total de ocho socios, también participa el Instituto Tecnológico de Galicia (ITG), que será el encargado de desarrollar las aplicaciones necesarias para el control, monitorización, gestión y optimización del sistema de microrredes energéticas. También creará algoritmos de control avanzado para predecir la generación de energía procedentes de fuentes renovables, algo fundamental debido a su variabilidad, y decidir cuándo será necesario almacenarla o volcarla a la red, según los casos.

Una red con cerebro gallego

«Será el cerebro del control de la microrred», apunta Santiago Rodríguez, director del área de energía de ITG. Salvando las distancias, cualquier presidente de una comunidad de vecinos podría realizar la planificación energética de su edificio como ahora lo hace Red Eléctrica Española en el conjunto del país.

Una pieza clave en el organigrama son las baterías encargadas del almacenamiento de la electricidad. Y la compañía norteamericana Tesla, aunque es la que más ha avanzado en su desarrollo, no tiene ni mucho menos el monopolio. Hay y existirán otras alternativas. El alto precio que ahora tienen tampoco será un obstáculo. «En los últimos años se ha abaratado su coste en un 80 % y la previsión es que se siga reduciendo entre un 50 % y un 75 % más», apunta Rodríguez.

Existe, sin embargo, una barrera más importante: el vacío legal. No hay, si no más bien al contrario, una normativa que ampare y propicie el nuevo modelo. «Si desde la parte técnica las microrredes son posibles, el tema legal es más complejo. No es tan simple», advierte Miguel Ángel Ridao, quien también avanzó que el proyecto que coordina integrará el coche eléctrico, de tal modo que la energía que estos almacenen pueda incluso incorporarse a la red en función de las necesidades o que se la puedan intercambiar entre ellos.

Falta el marco legal

Ridao, en cualquier caso, es optimista sobre la regulación. A favor de corriente juegan las nuevas directrices de la Unión Europea, que se acaba de marcar como objetivo que el 32 % de la energía que se consume en el continente proceda de fuentes renovables en el 2030. Y para ello habrá que tirar de modelos como el de la gestión distribuida. España acabará cambiando su normativa.

Galicia ahorrará 2.000 millones con la implantación de la economía circular

Además del Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) y de la Universidad de Sevilla, en el proyecto Agerar, presentado ayer en la Fundación Paidea en A Coruña, también participan el Instituto Nacional de Técnica Aerospacial (INTA); la Agencia Andaluza de Energía; la Agencia Regional de Energía y Medio Ambiente del Algarve; las universidades del Algarve y Évora, en Portugal, y el Instituto de Ciencia en Innovación en Ingeniería Mecánica e Industrial (INEGI).

En la presentación también participó la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, quien destacó que la iniciativa encaja con la política de su departamento, para el que, según dijo, «la lucha contra el cambio climático forma parte de una hoja de ruta irrenunciable». Desveló que la comunidad es la segunda comunidad con más potencia en energía renovable instalada y la tercera en producción.

Nueva estrategia

Mato avanzó que la estrategia gallega de lucha contra el cambio climático, en la que están participando seis mesas de trabajo, estará lista dentro de unos meses. No es el único frente abierto. Otra apuesta pasa por situar a Galicia al frente de la economía circular, en la que todo es reutilizable y la basura recupera su valor para regresar a la cadena de producción. Las tres universidades gallegas están trabajando en la estrategia que definirá los objetivos en esta área concreta, lo que supondrá también un cambio en el «modelo caduco de producción, que tiene que acabar». La conselleira destacó que la implantación de la economía circular supondrá un ahorro para la comunidad de 2.000 millones de euros.


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