La Voz de Galicia

Un alto en el Camino para casarse

Palas de Rei

paula graña LUGO / la voz Pareja que se casó ayer en un albergue de , mientras hace la ruta jacobea

Dos sevillanos llevan un mes de peregrinación y decidieron celebrar su boda antes de llegar a Santiago

02 Sep 2018. Actualizado a las 20:14 h.

Le pidió matrimonio en la Fontana di Trevi y ayer hicieron un alto en el Camino de Santiago para casarse en un albergue de Palas de Rei. Cristina y Manuel llevan diez años juntos y ahora han querido darse el sí quiero de una forma muy original. «Estamos haciendo el Camino como si fuera el viaje de novios», cuenta la pareja.

Comida, flores y gaiteiros no faltaron en la boda de esta pareja sevillana. Hace un mes, comenzaron el Camino en la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port, cerca de Roncesvalles, y ayer detuvieron sus pasos en el albergue Casa Domingo, de Palas de Rei, para celebrar el enlace. Tras la noche de bodas, madrugón y a seguir caminando. Hoy tienen pensando llegar hasta Melide, con el objetivo de alcanzar la meta el miércoles y disfrutar de dos días por la capital gallega. «Tenemos comprados los billetes de vuelta a Sevilla para el viernes día 7», explica el novio.

¿Pero cómo se les ocurrió esta idea? «Queríamos buscar algo personal, íntimo; algo que fuera nuestro», asegura Manuel, quien se quería alejar de lo normal y típico. Y lo encontró en Galicia.

Los sentimientos estaban a flor de piel los días previos a la boda, pero el trabajo comenzó un poquito más atrás. Manuel empezó con tiempo todos los preparativos del gran día; sin embargo, quería que fuera sorpresa hasta el último momento. El novio fue al juzgado de Sevilla para pedir una fecha y llamó al albergue para preguntar si sería posible organizar la boda que él se imaginaba en su mente.

Todas las respuestas fueron afirmativas; ahora solo faltaba el sí de la novia. «Nosotros tuvimos que presentar los papeles en el juzgado de Sevilla, y desde allí se envío la documentación al Concello de Palas de Rei», asegura Manuel.

Los recién casados se escapan a Galicia siempre que pueden. Eso sí, nada de llegar en coche, avión o tren; siempre eligen echar sus pies a andar como buenos peregrinos. Cristina ya es una experta de la ruta jacobea, y lleva a su espalda más de cuatro peregrinaciones: algunos de ellos los ha realizado con su hermana; otros, con uno de sus hijos, Carlos, y también con el que ya es su marido.

El Camino no es el único motivo por el que la pareja está enamorada de Galicia. Cuatro de sus cinco hijos practican piragüismo, así que han acompañado a los pequeños por las competiciones gallegas.

La elección del lugar de la boda no fue fruto del azar. No es la primera vez que Cristina y Manuel se hospedan en el albergue Casa Domingo. Desde que lo descubrieron, venir a Galicia es sinónimo de disfrutar de la paz y la gastronomía de este lugar tan especial.

Algunos de sus familiares se han ido incorporando al Camino para acompañarlos en el último tramo, como dos de sus cinco hijos, que caminaron con ellos desde Sarria hasta el altar. Ayer llegaron todos los familiares y amigos para compartir el día tan esperado con ellos. «Empezamos el camino dos, pero a Santiago llegaremos nueve», explica Manuel.

«Con una boda en medio del Camino, Cristina ya no se podía echar atrás», bromea Manuel. Incluso para los más escépticos del amor, esta idea puede resultar diferente y alternativa. ¿Quién diría que no a casarse en el Camino de Santiago?

 

La otra historia de amor

El pasado de Casa Domingo está protagonizado por una historia de amor entre una hija de emigrantes, que vuelve a Galicia y se encuentra su casa familiar abandonada y en ruinas, y por un vecino de la zona que conoce al volver a la tierra. Cuenta la leyenda que se enamoran y se casan, deciden no marcharse a la ciudad y quedarse allí. Su sueño es convertir la antigua casa en un albergue, y con muchas dificultades rehabilitan el viejo hogar para ofrecer hospedaje a los peregrinos. Hace 16 años, las puertas del albergue se abrieron para cobijar a los caminantes que todavía son testigos de la antigua historia de amor, ahora más presente que nunca.

«Estamos haciendo el Camino de Santiago como si fuera el viaje de novios», cuentan.


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