Jimmie Akesson, un ultra crecido al amparo de un partido con raíces nazis

Jimmie Åkesson ha logrado seducir a parte del electorado haciendo olvidar la raíz neonazi de Demócratas de Suecia. De 39 años, moreno, corpulento y con aires de yerno ideal, aparece siempre perfectamente peinado, con el cabello engominado, barba de tres días y gafas redondas de pasta. 

El líder de la derecha xenófoba sueca dice sentirse identificado con la leyenda de san Jorge y el dragón, y es un conocido aficionado al rock vikingo, que mezclan textos nacionalistas y melodías de heavy metal. 

Cuando fue elegido en el 2005 como dirigente de la formación de extrema derecha pocos apostaban por su capacidad de hacer entrar al partido en el Parlamento, lo que logró en el 2010 cuando su lista obtuvo el 5,7 % de los votos y 20 diputados. «Empezó con casi nada», recuerda Christer Boström, en un mitin de su candidato en Örebro (centro), que antes votaba a la izquierda. En septiembre del 2014, el SD logró un nuevo avance al convertirse en la tercera fuerza del país. Su líder decidió entonces cogerse una baja de seis meses por estrés.

Åkesson nació el 17 de mayo de 1979 en Sölvesborg (sur), en donde a los 19 años fue elegido consejero municipal. Hijo de un pequeño empresario y de una enfermera, comenzó a militar en política cuando aún cursaba secundaria. Su primera incursión la hizo en las filas conservadoras, pero rápidamente le decepcionó su liberalismo económico y su apoyo al ingreso de Suecia a la UE en 1995.

No queda claro si se adhirió ese año al SD o si lo hizo en 1994, cuando varios cuadros extremistas del Partido Moderado dejaron la formación y los Demócratas de Suecia reemplazaron a su presidente, el neonazi Anders Klarström. «Siempre fui nacionalista. De chico me negaba a jugar al hockey de mesa si no me dejaban controlar a los jugadores azules y amarillos», colores de la bandera sueca, explicó en 1999.

El DS fue fundado por miembros del extinto movimiento Conservemos como Sueca Suecia, en 1988, durante una reunión en Malmö a la que asistieron tránsfugas de grupúsculos nazis y un exvoluntario de las SS. Desde entonces el SD ha intentado distanciarse de los grupúsculos violentos, muy activos en los noventa.

Åkesson instaló una política de tolerancia cero contra el racismo, pero los escándalos se han sucedido sin haber afectado al partido.