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La campaña de la gripe se cerró con 251 muertos, casi el doble que en el 2017

Galicia

Elisa Álvarez Santiago / La Voz

El Sergas llamó a más de 35.000 mayores de 65 años para que fuesen a vacunarse, y menos del 15 % lo hicieron

27 Aug 2018. Actualizado a las 09:41 h.

La gripe es una enfermedad vírica, leve para la mayoría de las personas. Pero en determinados colectivos con factores de riesgo, e incluso excepcionalmente en personas sanas, puede convertirse en una patología grave con complicaciones mortales. El pasado invierno el Sergas registró 251 fallecimientos por gripe en Galicia, frente a los 138 del año anterior, lo que supone casi el doble. Las causas del aumento no hay que buscarlas en una mayor letalidad de los virus que circularon por la comunidad durante los meses fríos, sino por las semanas que duró la onda epidémica de la gripe, prácticamente el doble que en el invierno anterior.

Esta onda arrancó en Galicia a finales de noviembre y se extendió hasta el 10 de marzo. Es decir, quince semanas con la gripe circulando en niveles altos. En el 2017 fueron solo ocho semanas de epidemia. Los datos del balance que acaba de hacer Saúde Pública sobre este virus confirman que no fue especialmente virulento, pero el frío ayudó a que circulase durante mucho tiempo, y por lo tanto a que hubiese más contagios y también fallecimientos. Un ejemplo: el invierno pasado ingresaron en los hospitales 3.841 pacientes con gripe, casi el doble que en la temporada anterior.

Además de por esta mayor circulación del virus, el Sergas también achaca el elevado número a que cada vez se solicitan más muestras para confirmar efectivamente que los enfermos de mayor edad padecen gripe.

 

Más de 3.800 ingresos

Pero de estos 3.841 pacientes solo el 6,2 % necesitaron asistencia en unidades de cuidados intensivos. Y aunque parece una cifra considerable, no lo es si se compara con los inviernos del 2014/15 o del 2015/16, en donde estuvieron en la UCI el 14 %.

Comparar los muertos del invierno pasado, 251, con los de hace seis o siete años, no es significativo, porque los sistemas de registro mejoraron mucho. Antes ocurría que si un paciente fallecía por ejemplo de una neumonía, no se aclaraba si tenía su origen en una complicación del virus de la gripe. De hecho, en el 2012 el Sergas registró solo 11 fallecimientos, y 53 en el 2013.

Para evitar la gripe en caso de ser mayor de 60 años o tener factores de riesgo lo mejor es vacunarse. Y aunque la Xunta insiste invierno tras invierno en hacerlo, de momento siguen sin alcanzarse las metas fijadas. Se vacunaron en Galicia 539.696 personas, casi 25.000 más que un año antes. Pero solo un colectivo alcanzó la tasa de cobertura que se planteó como objetivo, el personal médico y de enfermería de atención primaria, muy concienciados con la importancia de esta protección. El Sergas se propuso vacunar al 40 %, y lo hicieron el 46 %. En los hospitales no se llegó al 36 %.

En cuanto a los mayores de 65 años, uno de los principales retos de la Administración, se vacunaron el 57,96 %, casi dos puntos más que un año antes, pero lejos del 65 % que se marca la Xunta. El intervalo más reticente es el de las personas que tienen entre 65 y 70 años, mientras que a partir de los 75 suben las coberturas de vacunación.

Desde hace un par de años el Sergas no espera a que los mayores vengan a vacunarse. Si en cuatro semanas no han pedido cita, el personal de enfermería de determinados puntos de salud llama a estos pacientes que no tienen intención de inmunizarse para que acudan a hacerlo. El éxito no es muy alto, ya que solo logra convencerse al 15 % de los aludidos, aunque es una cifra a tener en cuenta si la alternativa era no vacunarse. Este invierno se hicieron 35.445 llamadas a personas de entre 65 y 74 años, y decidieron vacunarse 5.244; la mayor tasa en Santiago, y la menor en Vigo.

Una enfermedad que debe preocupar, no alarmar

L a vacuna de la gripe, que al contrario que muchas otras necesita repetirse todos los años porque se modifican las cepas de los virus, es fundamental no solo porque evita la enfermedad sino porque reduce sus complicaciones. Y es ahí donde radica el problema de un virus leve para muchos, pero mortal para otros. Personas mayores, con insuficiencia respiratoria, cardíaca, o con otro tipo de patologías, fallecen todos los inviernos por gripe. Pero no solo es importante proteger a este colectivo. De nada vale si los sanitarios o el entorno del enfermo no se inmunizan para evitar su contagio. Vacunarse debe ser por lo tanto un acto de responsabilidad y de civismo. Como debe serlo por parte de los profesionales de la sanidad derrumbar mitos infundados, como que quien se vacuna pilla la gripe, o que se trata con antibióticos.

 

La gripe debe preocupar, pero no alarmar. Observando las estadísticas de vacunación de la Xunta llama especialmente la atención el dato de dos años, el 2003, con un pico en la cobertura, y el 2009, cuando de repente se produjo otro repunte. ¿Por qué? La primera de las fechas coincide con la amenaza de la gripe aviar, y la segunda, más reciente, con la famosa pandemia de la gripe A. Tras una noticia impactante y alarmante, la vacunación se dispara. En el 2010, un año después, la tasa de inmunización en mayores de 65 años cayó ocho puntos, el descenso más acusado en años. Ocurrió con la vacuna de la tosferina, que comenzó a ponerse a las embarazadas de forma sistemática tras los dramáticos casos de lactantes fallecidos en España. Un profesional de la sanidad reflexionaba esos días, «y sin embargo la de la gripe, que también es esencial, no se la ponen».

Y es que la salud no debe actuar a golpe de titular. Y los cuidados sanitarios deben ser constantes, no tras la aparición de un caso dramático. La gripe, al ser una enfermedad que nos acompaña año a año, no genera el temor que sí crean otras patologías más mortíferas, pero está ahí.


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