Soledad Vélez: «Te juro que cuando canto mis nuevas canciones me estalla el pecho»

Cantaba folk en ingles. Ahora factura pop electrónico en castellano. La chilena Soledad Vélez ha girado totalmente su brújula musica en Nuevas épocas, una precioso tratado de pop oscuro (pero a la vez emocionalmente luminoso) que presenta ahora en directo en un formato muy especial. Será en la terraza del Hotel Méndez Núñez de Lugo. (20.00 horas, entradas 10/12 euros) 

-El título del disco podría sugerir un cambio personal o artístico. ¿Ante cuál estamos?

-No, habla de cómo interpretamos las nuevas épocas de la vida, cuando empezamos o terminamos una relación con una persona. Son un conjunto de canciones de amor y de desamor, es el hilo conductor. Todos lo vivimos y siempre son nuevas épocas.

-Deja el inglés. Esa ruptura con la fonética británica lo cambia todo. Hay artistas a los que le cuesta reconocerse en su pasado una vez hecho el cambio. ¿Le pasa?

-Yo me veo a mí misma y creo que mis seguidores también. Pero es verdad que, una vez que cambias al castellano, hay un cambio evidente en la manera de trabajar y de componer. Es totalmente distinto. No tiene nada que ver. Pero fue algo lindo porque no fue buscado, sino totalmente natural. A mí la música me llega de un modo tan emocional que no podría presionarla para que fuera a un lugar u otro. En este caso fue así. Estuve girando por Ecuador y Chile y algo pasó en mi cabeza. Necesitaba sentir mi identidad. Llegué a España y empecé a componer como una loca.

-Dice que se inspira en artistas como Juan Gabriel o Violeta Parra. ¿No quedan muy lejanos de lo que usted compone?

-No, sobre todo la segunda. Mientras trabaja en este disco hacía los conciertos-homenaje a ella por España. Y, claro, es que sus letras son tan potentes y su música tan preciosa y directa... De alguna forma, me inspiró. Yo escucho música muy dispar. Quizá por eso no tengo reparos en cambiar la mía. En mi estudio tengo papelitos pegados por todas partes y una gran parte de ellos son de letras de Violeta Parra.

-El sonido que practica ahora remite a los primeros ochenta. Pero usted nació en 1988. Es decir, se mete en eso como si explorase algo de otra generación. ¿Cómo llega ahí?

-Más que dejarme influenciar por la música que sonaba en una década determinada, lo que he hecho es dejarme llevar. A veces hay sonidos que se complementan perfectamente con la música que estoy haciendo. No hay una búsqueda directa de hacer ese sonido ochentero. Te juro que no. Fue una atracción directa con algunos sintes y cajas de ritmo. Lo otro vino luego, pero siempre de manera muy natural.

-Vamos, que no buscaba el ejercicio de estilo.

-Claro, lo has dicho tú mejor que yo en un segundo [risas].

-Hay un romanticismo, muy juvenil y, a la vez, muy melancólico. Eso de «Cuando yo salto/ tú saltas» que canta en «Cromo y platino» suena a un «tú y yo hasta el fin del mundo» realmente poderoso.

-Eso llegó al cantar en castellano. Todos tenemos distintas formas de cantar en cada idioma. Cuando empecé con eso me encontré. Te juro que cuando canto mis nuevas canciones es que me estalla el pecho. Me siento muy identificada con ese tipo de composiciones. Me gustan muchísimo.

-¿Es la música pop es un vehículo perfecto para sublimar ese tipo de emociones?

-Yo me lo estoy pasando súper guay con esta canción. La tocas en directo muy emocionada y ves la gente cantando cosas como «vamos a brillar». Es como sentir por un segundo la inocencia, la autenticidad y el sentimiento puro. Es muy guay.

-Seguramente, ya sea la banda sonora de alguna pareja.

-[Risas] Algo ya me han contado por ahí. Me encanta eso.