La Voz de Galicia

Cayetano Martínez de Irujo: «Sufrí un impacto brutal al bajar al suelo, donde viven los humanos»

Sabe bien

J. M. Orriols Conde de Salvatierra

Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la duquesa de Alba, Grande de España y duque de Arjona, entre otros títulos nobiliarios, visitó Finca Montesqueiro (Oleiros) representando a su marca, Casa de Alba, en la exposición que, con proveedores y clientes, anualmente organiza Distribuciones Villar de A Coruña. Allí nos habló de su aterrizaje en el mundo de los negocios.

05 Nov 2017. Actualizado a las 13:19 h.

Es afable, agradable, y muy fácil de entrevistar, porque no elude ninguna pregunta. Además, no oculta que su salida de la burbuja en la que lo tenían aislado le supuso un auténtico trauma. «Sufrí un impacto brutal al ver la realidad, al bajar al suelo, donde viven el resto de los humanos. No conocía nada del mundo comercial, estaba aislado, solamente tuve una pequeña experiencia cuando fui la imagen de Ralph Lauren. Fue muy difícil para mi adaptarme, pero con tiempo y ganas siempre lo consigues. Además, conté desde el principio con la ayuda y confianza de mi madre. Ella dejó en mis manos la gestión y me puse manos a la obra, con toda la ilusión del mundo, para equilibrar ingresos y gastos. Yo le había dicho que teníamos que rentabilizar las propiedades, porque, por ejemplo, me encontré con 28 fincas unidas y había que ponerlas a producir. Y ahí comenzó todo. Con el aceite, por ejemplo, ya que tenemos olivares y estaban sin explotar. O con la carne, porque teníamos 1.200 cabezas de ganado vacuno en Salamanca, de raza charolesa cruzada con la autóctona, que nos ofrecían una calidad excelente. Después, dos de mis hermanos se opusieron, buscaron otros caminos y decidieron no venderme las reses, con lo que me tuve que preocupar de buscar otras ganaderías».

-También tienen cerdos ibéricos.

-Sí, están en fincas de mi hermano Fernando, que sí colabora en esta empresa de la casa de Alba. Ya los teníamos, pero mis otros hermanos también decidieron quitárnoslos, por lo que tuve que buscar la implicación del ganadero Julián Martín, para mantener la calidad. Nuestros jamones, por ejemplo, son de la más alta categoría que existe en España y están avalados por la marca Casa de Alba que, con solamente tres años, ya está prestigiada en las mejores tiendas gourmet de nuestro país.

-Aceite, galletas, turrones... pero aún falta el vino.

-Tenemos una gran selección de productos con esta marca. Las galletas las tenemos saladas, como aperitivo, y también dulces, para sobremesa. Nos las elaboran en Barcelona y en Ávila y todas llevan trigo nuestro. Los turrones los hacen en exclusiva para nosotros, pero aún no aportamos ningún producto. Y digo aún, porque planté once hectáreas de terreno con almendros, ya que intento llegar a vender solamente lo que producen nuestras propiedades. El vino, aunque sé que algún día lo tendremos, es otra historia mucho más complicada. Este mundo me da mucho miedo, porque bodeguero no lo es cualquiera. Yo estoy viendo muchas aventuras vitivinícolas que fracasan, porque para el vino hay que tener muchos conocimientos. Todos me dicen «¿por qué no tienes vino?», y yo siempre respondo que es un sector muy selectivo. El vino llegará cuando ganemos dinero, ya que, hasta ahora, lo perdimos. Estas navidades espero que igualemos y después ya veremos. El vino exige mucho conocimiento.

-Pero la marca Casa de Alba abrirá muchas puertas.

-Por supuesto que abre puertas, pero el mundo empresarial, por lo menos en este sector, es muy complicado y agresivo. Es indispensable contar con gente especializada de alto nivel y eso cuesta dinero. Además hay que pensar que yo asumo todo el riesgo personalmente. Mi madre me animó y apoyó, me dió el 55 %, y ahora ya es mucho más que una empresa para mi, es un vínculo de sangre, es algo en lo que no puedo fallar y eso me cambió la vida por completo. De todas formas ni me arrepiento de nada ni cejaré en mi empeño para conseguir la rentabilidad. Es un reto, pero también una ilusión. Es la garantía de futuro.

 

Los productos de la Casa de Alba

Un catálogo muy amplio tiene hoy esta marca, que vino a promocionar a A Coruña Cayetano Martínez de Irujo. Tiene una gran variedad de aceites de oliva, elaborados con aceitunas de fincas propias. Son muchos ya los premios nacionales e internacionales que ostenta, y, entre sus presentaciones, destaca la colección de latas inspiradas en retratos de la familia Alba, realizados por renombrados artistas a lo largo de la historia.

La cerveza artesanal es otro de sus productos estrella. «Buscamos las mejores maltas, lúpulos y levaduras a nivel mundial. Es una cerveza elaborada artesanalmente, con cebada que cultivamos en terrenos propios de Cáceres y con naranjas seleccionadas de nuestras fincas de Sevilla».

 

Selección de carnes y mieles

Un amplio abanico de posibilidades ofrece esta marca en productos procedentes de cerdos 100% ibéricos, secados y elaborados artesanalmente en Guijuelo (Salamanca), cuna de esta raza. «Todos los cerdos se crían en libertad en la dehesa y se alimentan de bellotas en los meses de montanera, en algunas de las fincas familiares. Además de jamones y paletas, tenemos una amplia selección de embutidos en distintas preparaciones y presentaciones».

A todo esto hay que añadir la carne de vacuno y de ovino, de animales que se crían en siete fincas propias, pastas y galletas artesanas y hasta seis variedades diferentes de mieles y polen.

 


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