La Voz de Galicia

Desmoronamiento y poesía en la mirada del fotógrafo ucraniano Boris Savelev sobre la URSS

Cultura

Gracia Novás Redacción / La Voz
El fotógrafo ucraniano Boris Savelev, bromeando ante su obra en el compostelano museo Gaiás.

Refugiado afincado desde hace dos años en Vigo, y ganador del premio PHotoEspaña 2024, inauguró este jueves en el museo Gaiás la muestra «Viewfinder, unha forma de mirar»

13 Jun 2025. Actualizado a las 05:00 h.

Va camino de los ochenta años. Nació en 1947 en Chernovtsi, en la Ucrania soviética bajo el yugo del implacable camarada Iósif Stalin. Incluso en ese tiempo, Boris Savelev peleó por mantenerse un espíritu libre. Ya muy joven, dejó el Instituto de Aviación de Moscú —y su formación como ingeniero aeroespacial— para entregarse a su pasión más obsesiva, la fotografía. Pero también en este terreno rehuyó los caminos fáciles, los de la propaganda y la doctrina oficial, siempre defendiendo su independencia artística. Ha pasado mucho tiempo, y las persecuciones son ahora otras. Hoy, y desde el 2023, el fotógrafo está instalado en Vigo, donde reside con su esposa, Natalia Bohomaz, como refugiados de la guerra injustificable e inacabable con que Putin ha condenado su país.

Su mirada ha sajado como un sutil bisturí la pústula y después la herida mal curada que ha ido dejando el desmoronamiento de la URSS, especialmente en los escenarios urbanos. Es un verdadero cronista con los ojos humedecidos de poesía cuya obra puede verse desde este jueves en el compostelano museo Gaiás, que acoge la conmovedora exposición «Viewfinder, unha forma de mirar», un proyecto que trata de resumir más de seis décadas de trabajo de un artista poco conocido por estos lares, pero ya fundamental en la Vieja Europa. Comisariada por el fundador del estudio Factum Arte, Adam Lowe, responsable de que su figura sea por fin apreciada en algunos de los principales museos y galerías de Occidente, la retrospectiva se deriva de la que se presentó por primera vez en Madrid en el espacio cultural Serrería Belga, con motivo del premio que le otorgó el festival PHotoEspaña 2024, y se compone de un total de 103 imágenes de diferente formato —15 de ellas tomadas en Galicia, entre Santiago, Vigo, Lugo y Cambados—.

Su trabajo no se reduce al manejo de la lente, el encuadre, la luz y el color, se ha convertido en todo un artesano de las técnicas de impresión por transferencia de pigmentos. Esto le permite conferir a su obra una materialidad pictórica que contribuye a la construcción de esa poética tan personal con que observar, fijar y narrar las escenas cotidianas, las soledades, las calles, los edificios, la quietud de las harmonías... que transpiran esos paisajes urbanos tan poderosos.


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