La Voz de Galicia

La verbena también se disputa su particular mercado de fichajes

Cultura

Sara Cabrero redacción / La Voz

Las orquestas más conocidas pelean cada año por tratar de integrar en sus filas a los cantantes más cotizados

10 Jul 2018. Actualizado a las 16:51 h.

Las orquestas gallegas juegan en otra liga. La suya propia. Los más de 200 grupos que ruedan durante el verano por los 313 concellos se juegan el prestigio y el futuro cada año en su particular y competitivo mercado de fichajes. Porque en el campo de la fiesta también existen figuras de Champions. La tradición verbenera ha convertido a las orquestas en una de las industrias que más dinero mueven en Galicia. Según el estudio Do palco ó escenario, elaborado por la Universidade de Santiago en el 2010 (último ejercicio del que se tienen datos sobre el sector), en la comunidad se celebran cada año más de 2.300 verbenas y 5.700 actuaciones musicales. Tanto jolgorio tiene su traducción en unos números bastante jugosos: el negocio factura más de 26 millones de euros y da empleo a casi cuatro mil personas.

La gallina de los huevos de oro, que canta los últimos éxitos que suenan en la radio y se mueve a ritmo de cumbia y de reguetón, merece ser cuidada con mimo. Los principales cantantes, músicos y demás estrellas que forman parte del espectáculo arrastran a cientos de personas hasta las miles de verbenas de las localidades gallegas y suben de manera notable el caché del conjunto con el que actúan. Por eso, con la llegada del otoño y del fin de la temporada, los representantes saltan al terreno de juego para tratar de llevarse a su equipo a la estrella del momento. «Lo que sucede con las orquestas es muy parecido al mercado de fichajes del fútbol», resume Diego Muíño, uno de los gestores del portal web Orquestas de Galicia, una guía que todos los amantes de la fiesta gallega típica atesoran en sus móviles y tabletas.

«Los cantantes y músicos contactan con nosotros cuando salen de una determinada orquesta para que colguemos la información en nuestra web y así informar a la competencia de que están libres y de la posibilidad de ficharlos. Cuando se hace efectiva una nueva contratación son las propias orquestas las que nos escriben para que la gente sepa que tienen gente nueva y se anime a ir a verla», explica Muíño, quien añade que una de las noticias más leídas en su web -que recibe más de 15.000 visitas diarias- fue la de la baja de Jorge Ferre de la plantilla de Panorama.

También han dado mucho de que hablar los últimos movimientos en el Combo Dominicano, un grupo que empezó a despuntar en el 2012 en la tradición verbenera de Galicia para, «de la noche a la mañana», convertirse en uno de los grandes del sector. Una de las salidas que más afectó a esta agrupación, conocida por sus ritmos latinos, fue la de Óliver Pérez, que el año pasado dejaba de ser su cantante estrella para fichar por París de Noia: «La marcha de Óliver debilitó un poco la imagen del Combo». También la París se reforzó recientemente con otra de las figuras tradicionalmente vinculadas al Combo. Zeus R.B. (que dejó la formación latina en el 2013) se incorpora esta temporada a la París tras un periplo de varios años por otras grandes del sector, como son New York o Filadelfia. Pero el elenco del Combo podría haber sufrido una sangría incluso mayor. «Tuvieron suerte, porque al poco tiempo de salir Óliver, Eulicer, el otro cantante, se planteó marcharse para montar una academia de baile. Al final se paralizó su marcha y se consiguió así no dañar más a la orquesta», recuerda Muíño.

La incorporación y la salida de figuras no es una cuestión trivial. Ni mucho menos. Hay gente que planifica sus vacaciones para seguir a sus ídolos verbeneros por toda la geografía gallega. «Nos llegan muchísimos mensajes de aficionados que están pensando en reservar alojamiento durante sus vacaciones en función de los calendarios de las distintas agrupaciones», relata el portavoz de Orquestas de Galicia, que además asegura que muchos de los fans dejan de ir a ver a un grupo para empezar a seguir a otro cuando cambian de cantante. «Existe mucha rivalidad entre las orquestas, y, aunque siempre intentan vender que reina el buen ambiente, hay veces en que esta competitividad no es tan sana como aparentan. Todas quieren ser reconocidas y arrastrar mareas de gente».

¿Cómo se contrata?

Tras años de desregulación en los que la economía sumergida campaba a sus anchas, el sector cuenta, desde el pasado 1 de enero y por primera vez en su historia, con un convenio laboral. El texto -que recoge las reglas del juego en la industria de la verbena- establece cuestiones tan importantes como el salario mínimo, la obligación de las orquestas de convertirse en empresas o el tipo de contrato que debe hacerse a los integrantes de una agrupación. «Con este convenio las orquestas se convierten en personas jurídicas y pasan a contratar directamente a músicos, técnicos, cantantes...», explica Eva Vales, directora del despacho Maxín Avogados y letrada de la Asociación Galega de Orquestas (AGO).

La nueva ley que regula el funcionamiento del sector «no recoge ninguna disposición o cláusula sobre un mínimo de permanencia en las agrupaciones musicales, y los trabajadores contratados por el régimen de artistas pueden abandonarla en el momento que más les interese», incide Vales, que precisa que el resto de empleados, los contratados bajo régimen general, cuentan con unas reglas diferentes: «Deben avisar de su salida con un mínimo de quince días, al igual que los operarios de cualquier otra empresa», matiza.

El salario base anual de los integrantes está entre 15.000 y 30.000 euros brutos

El convenio laboral fija el salario base anual de los empleados entre los 15.000 y los 30.000 euros brutos. «La nueva legislación diferencia el caché de los trabajadores en función de la facturación de las orquestas, así como si es época de invierno o de verano, y si la contratación es por bolos o por una vinculación con una duración determinada», señala Eva Vales, abogada de la patronal del sector, AGO. Esta experta asegura que la mayoría de los contratos son con una duración concreta y a tiempo completo, y «muy pocas veces», puntualiza, los artistas firman como autónomos. Además, los contratos aparecen con diferentes modalidades, «fijos discontinuos, de temporada, por actuación y, alguna vez aunque de manera más escasa, vinculaciones por el año íntegro».


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