La Voz de Galicia

Ingenieros de la UDC: «Podemos hacer vibrar el virus hasta quebrar su coraza»

A Coruña ciudad

Arantxa Ramos Ponte A Coruña

Navarrina y su equipo trabajan en calcular la estructura del covid-19 para intentar eliminarlo por resonancia

22 Aug 2020. Actualizado a las 13:09 h.

Fermín Navarrina Martínez (Santiago, 1960) es catedrático en Matemáticas en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidade da Coruña (UDC).

Además, forma parte del grupo de investigación Grupo de Métodos Numéricos en Ingeniería en el que, desde mediados de mayo, coordina el proyecto VirionBreak. Este estudio contempla hacer un análisis estructural del covid-19 para poder eliminar su cápside —las proteínas que envuelven el material genético del virus— y dejar el código genético desprotegido para poder eliminarlo con mayor facilidad por los factores externos.

—¿En qué consiste el proyecto? Explicado de un modo sencillo.

—Un virus es como una cápsula, en el caso del covid, formada por proteína y grasa. Esta especie de envoltorio recubre el ácido ribonucleico (ARN) y por lo tanto el código genético, protegiendo al virus ante agentes externos, como el sol, que pueden degradarlo por si mismos y hacerlo mucho más sencillo de eliminar. Además, esa especie de espinas o espículas, que vemos normalmente en las representaciones del covid-19, son las que consiguen agarrarse y penetrar en las células de nuestro cuerpo. Normalmente los ataques al coronavirus son químicos, como las vacunas. Nosotros lo que proponemos es un procedimiento físico para lograr quebrar la coraza del virus. Utilizamos para esto herramientas de ingeniería, aunque no todas son de dominio público. En nuestra área solemos diseñar cosas que no se rompen y, otras veces, como por ejemplo para algunas piezas de automoción, tenemos que diseñar elementos que sí se puedan romper. En este caso lo que queremos calcular son las frecuencias propias del virus, las estructuras que podemos hacer vibrar hasta deshacer su coraza. De este modo podremos emitir una onda con esa misma frecuencia que la ponga a vibrar y que con ello se acabe destruyendo el sistema de protección del virus. Es un efecto de resonancia, como el que demolió el puente de Tacoma. Haríamos un bombardeo de radiación, de tipo microondas que aunque suene a horno de cocina, también se encuentra en los ultrasonidos de las ecografías o en el wifi.

—¿Cuentan con la colaboración de otras universidades o entidades?

—Sí. La mayor parte del equipo somos ingenieros de caminos o ingenieros industriales y nos encargamos de hacer el cálculo de estructuras. Pero, evidentemente, ninguno tenemos amplios conocimientos en aspectos médicos, como son necesarios para desarrollar algo así, por lo que también incorporamos a otros profesionales, como anteriores profesores que ahora trabajan fuera en otros campos, aunque sean ingenieros en un principio. También tenemos en el equipo a un virólogo. Y además de los científicos de la UDC hay investigadores de la Politécnica de Madrid, de la Universidad de Viena y de las de Míchigan y Purdue, (Indiana), en Estados Unidos.

—¿Cómo surgió el proyecto?

—El estudio surgió de una convocatoria emitida por el instituto Carlos III. Nosotros ya estábamos trabajando en la ruptura de estructuras por resonancia y pensamos que podría ser algo adaptable y útil para lo que estaba sucediendo. Antes de presentar la idea, realizamos una labor de búsqueda e investigación previa.

—¿Notaron cambios al realizar este estudio respecto a otras investigaciones anteriores?

—La verdad es que sí porque la convocatoria, siendo un tema de salud, era urgente. De hecho, la solicitud la tuvimos que hacer bastante rápido y contamos con menos tiempo del habitual para preparar la presentación. Además, supimos en un mes que habían aceptado la propuesta cuando, en otras ocasiones, pueden llegar a tardar un año en comunicarlo. Nosotros empezamos a trabajar aproximadamente el 15 de mayo. Actualmente seguimos trabajando en esto y esperamos poder tener los primeros resultados a finales de septiembre o principios de octubre.

Podría llegar a utilizarse como terapia para los contagiados

El VirionBreak: Cálculo dinámico de la cápside del SARS-CoV-2 para su destrucción por resonancia, es el nombre del proyecto de los investigadores de la Universidade da Coruña que ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III con 59.250 euros y en el que se comenzó a trabajar el 15 de mayo.

Tras el paso de las primeras fases del proyecto de investigación, enfocadas principalmente en el cálculo de la estructura del virus y en sus vibraciones, las aplicaciones prácticas serían relativamente sencillas y rápidas, ya que podrían utilizarse emisores de radiofrecuencia o ultrasonidos a partir de aparatos ya existentes y aplicar así la resonancia que, además, no provocaría efectos adversos.

Por ejemplo, podría usarse como herramienta para eliminar el virus de la ropa y viviendas o para la esterilización de instrumental clínico, muestras biológicas e incluso cadáveres de personas fallecidas por el covid-19.

Del mismo modo, más adelante y tras los necesarios ensayos clínicos, podría llegar a utilizarse como terapia para los contagiados. Según explica Fermín Navarrina: «Por ejemplo, se podría someter a un paciente a una sesión de radio en el hospital para limpiarle los pulmones afectados por el virus».


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