La Voz de Galicia

«Llevó 15 años en Arteixo y nunca pude ir en bus al centro de A Coruña»

A Coruña ciudad

Alberto Mahía A Coruña

Pocos usuarios pero «encantados» en el primer día en que el transporte público va a urbanizaciones de Culleredo y Montegolf

24 Sep 2019. Actualizado a las 05:00 h.

A las 7.30 de la mañana de ayer los vecinos de la urbanización Los Olivos, en el municipio de Arteixo, vieron por primera vez aparecer un bus urbano. Pero solo uno se subió a él en la parada que tiene ese conjunto residencial. En la de Vallesur, que pertenece al ayuntamiento de Culleredo, ninguno. Y uno en Montegolf (Arteixo). «Algunos más lo utilizaron una hora más tarde en esas urbanizaciones. Por el momento, son pocas las personas. Es lógico. Es el primer día», comentaba el conductor. Cree que con el paso de los días, habrá más gente esperando un servicio que los residentes en de esos núcleos llevaban 20 años pidiendo.

La misma historia se repitió en las dos ocasiones que volvió a llegar el bus al mediodía a esas urbanizaciones —por la noche hay otras dos frecuencias, a las 21 y 22.50 horas —. A las 15.30, una mujer que descendió en la marquesina ubicada junto a la urbanización A Cornixa comentó que en los 15 años que lleva viviendo en la zona, nunca había podido ir en bus al centro. Es mayor y las piernas «no me van como antes». Contaba que se veía incapaz de caminar el kilómetro que la separaba de la parada de O Carón, donde moría hasta el domingo la línea 24 de A Zapateira. «Aparte del kilómetro, no hay aceras ni iluminación. Andar por ahí es un peligro y prefería llamar a un taxi o esperar a que me llevara un hijo a A Coruña», destaca.

Una joven estudiante fue otra de las pioneras de la extensión de la línea 24. Vive en Vallesur y por la mañana la llevó el padre a A Coruña porque las primeras frecuencias de la mañana no le coinciden bien. Pero regresó a casa en el 24. «Estoy encantada. Sobre todo mi padre, que ya no me tiene que ir a buscar a la parada de O Carón. Ya era hora de que el bus llegase a mi urbanización», dijo Rebeca Puente.

Quienes no están tan encantados son los residentes en Vallesur (Culleredo). Se quejan de que pese a tener una marquesina frente a sus viviendas que se puso en su día para el transporte escolar, el bus se queda a unos 300 metros y lo hace en un lugar en el que no hay donde resguardarse. Por tanto, «no se puede decir que el bus llega a nuestra urbanización. Tenemos que caminar bajo la lluvia y esperar a la intemperie», denuncia. «Pido un esfuerzo», añade.


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