La Voz de Galicia

El gallego Enrique Tenreiro recibe amenazas después de pintar una paloma en la tumba de Franco

A Coruña

T. Rivas A Coruña

El artista coruñés está siendo investigado por un delito de daños con posible agravante de odio

01 Nov 2018. Actualizado a las 08:16 h.

 

No fue su primera performance envuelta en polémica, pero advierte de que será la última «al menos durante unos años». Las amenazas que Enrique Tenreiro ha recibido después de dibujar ayer con pintura roja una paloma de la paz acompañada del texto «Por la libertad» sobre la tumba de Franco en el Valle de los Caídos han llevado al artista coruñés a un «estado de shock» que no le permite ver el alcance real de lo que él considera una «acción artística».

Minutos antes de que diese comienzo la misa de las 11.00 horas en la basílica y ante la mirada de unas veinte personas, Enrique Tenreiro se arrodilló ante la lápida del dictador y en apenas veinte segundos esbozó, gracias a la pintura de un bote que consiguió introducir sin ser detectado en ningún control de seguridad, una paloma con la que pretendía reivindicar la «libertad robada a la generación de nuestros padres y abuelos». El videoperiodista Pedro Armestre fue el encargado de grabar la acción y compartirla en su cuenta de Twitter. «No pretendo hacer daño a su familia ni a sus seguidores. Este es mi pequeño grano de arena que espero sirva para aliviar el dolor de los perdedores de una Guerra Civil que no debería haberse producido», explicó el artista en un comunicado. «Yo mismo vengo de abuelos implicados en los dos bandos y tengo la idea, tal vez ingenua, de que esto ayude a cerrar la herida que mucha gente todavía guarda en sus corazones», añadió.

Tenreiro no fue detenido en ningún momento. Los miembros de la seguridad privada lo retuvieron hasta que llegó la Guardia Civil. El artista coruñés estuvo hora y media con los agentes, que procedieron a su identificación y le explicaron que está siendo investigado por un delito de daños con posible agravante de odio, por lo que podría ser llamado a declarar en un futuro. «Sé que lo que he hecho es una locura, es un delito contra el patrimonio, pero no he cortado Las meninas de Velázquez», comentó todavía alterado durante la tarde. Aun así, el pintor y escultor quiso pedir disculpas «a todos los que se puedan sentir ofendidos o no comprendan el motivo».

 

 

 

 

Acción premeditada

La idea de pintar una paloma de la paz sobre la tumba de Franco es algo que Enrique Tenreiro empezó a plantearse ya durante el verano. «Soy un poco obsesivo y la idea ya se me metió en la cabeza hace meses, pero cuando se empezó a hablar de que iban a trasladar los restos del Valle de los Caídos, me dije: “Voy a hacerlo”», reconoce. Sin embargo, admite que cuando se encontraba de pie delante de la tumba le empezaron a entrar las dudas. «Para bien o para mal, esta acción es de las cosas más importantes que he hecho en mi vida», afirmó tras conocer la trascendencia que alcanzó su mediático gesto.

Es consciente de que mucha gente considerará la acción como una mera forma de propaganda para dar a conocer su obra a un público más amplio, pero le satisface la idea de que muchos otros comprenderán los motivos que le han llevado a hacerlo. A pesar del éxito, asegura que será la última vez que haga algo así. «Me cansé de hacer performances que no tenían repercusión y pensé: “Voy a hacer una fulminante y ya está”», sentencia.

El acto de Tenreiro se produce en medio del debate sobre el traslado de los restos de Franco del Valle de los Caídos y tras la confusa reunión mantenida en el Vaticano por Carmen Calvo. La vicepresidenta del Gobierno dijo ayer que no se siente «en absoluto» desautorizada, pese a que en una acción inusual la Santa Sede desmintiese de forma categórica que, en contra de lo que aseguró la vicepresidenta, se haya alcanzado un acuerdo para que Francisco Franco sea sepultado en la catedral de la Almudena una vez se consume su exhumación del Valle de los Caídos.

Una noche sin dormir para pensar en cómo hacerlo

El nerviosismo que invadía el cuerpo de Enrique Tenreiro las horas antes de llevar a cabo su reivindicación impidieron al artista conciliar el sueño. Su mayor preocupación era encontrar un modo de introducir la pintura sin que lo detectaran en los controles de seguridad. Utilizó un pequeño bote de gel y como medida preventiva lo etiquetó con un texto que ponía: «Remedio para la sarna, varices y psoriasis. Clínica naturista».

Nuevo salto del amante de las «performances»

La performance llevada a cabo por el artista coruñés en el Valle de los Caídos colocó ayer el nombre de Enrique Tenreiro en la lista de trending topics nacionales de Twitter durante la mañana.

No es la primera vez que Enrique Tenreiro lleva a cabo una acción polémica vinculada con su arte. Hace años subió en un ascensor acristalado sentado en un bidé «para provocar y homenajear a Duchamp», también repartió billetes falsos de 500 euros y se metió en una cabina nevera como guiño al cortometraje La cabina de Antonio Mercero. En el 2016 paseó a pecho descubierto por la plaza de María Pita con una gran cruz a sus espaldas para denunciar «la cruz que supone la Cidade da Cultura para la cultura de Galicia». En octubre del 2017 se paseó desnudo por la Fundación Luis Seoane, que acogía unas charlas sobre el surrealismo. Aunque en un principio su idea era caminar en pañales, la declaración de independencia de Puigdemont le llevó a tomar la decisión de hacerlo sin ningún tipo de ropa.

Enrique Tenreiro forma parte de una saga de artistas bajo el mismo apellido: Antonio Tenreiro Rodríguez (1893-1972), su hijo Antonio Tenreiro Brochón (1923-2006) y el recientemente fallecido Jaime D. Tenreiro (1955-2018).


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