La Voz de Galicia

Matemáticas al dente... el misterio de los espaguetis

Ciencia

¿Es posible romper un espagueti seco en sólo dos partes? Los científicos dicen que sí

21 Aug 2018. Actualizado a las 16:11 h.

El misterio de los espaguetis plantea si es imposible romper un espagueti seco en sólo dos fragmentos o si, por el contrario, es posible lograrlo. Y nace de la evidencia de que no se puede partir en sólo dos fragmentos un espagueti seco doblándolo por la mitad. Siempre se producen fragmentos adicionales

No se sabe ni cuándo ni quién planteó la cuestión por primera vez, pero lo que sí se sabe es que desde un primer momento suscitó el interés de la comunidad científica en general y, en particular, de los matemáticos; a los que les seducen especialmente este tipo de problemas en apariencia tan absurdos e intrascendentes. Aunque luego lo camuflen aduciendo que los resultados se pueden aplicar al estudio de nuevos materiales o estructuras.

En el año 2005 matemáticos franceses desarrollaron una teoría que lo explicaba. Al romperse debido a la tensión ejercida al doblarlos hasta más allá de su límite, cada uno de los dos fragmentos iniciales recobra su forma original. Una distensión que libera una gran cantidad de energía, lo que provoca una especie de «retroceso»; una sacudida en forma de onda que recorre el medio espagueti en sentido contrario, desde el punto de ruptura hasta el extremo original. Tan violenta que consigue fragmentarlo en pedazos más pequeños.

Pero ahora, trece años después de aquel gran avance, matemáticos del MIT han conseguido demostrar que sí es posible romper un espagueti seco en sólo dos partes. Y han identificado el mecanismo necesario para lograrlo: Si primero se retuerce el espagueti haciéndolo rotar en torno a su eje longitudinal, hasta más allá de 270º, y luego se procede a doblarlo, curvándolo, entonces sí se obtienen dos mitades. Ello es debido a que la energía que a su vez se libera al «desretorcerse» y volver a su disposición original contrarresta la sacudida que lo recorre al destensionarse.

Para confirmar su teoría, construyeron un aparato que hace exactamente eso, retuerce el espagueti y después lo dobla. Ello también les permitió confirmar que el resultado es independiente del grosor del espagueti. Que sucede lo mismo ya sean Barilla nº5 que del nº7.

Conforme a lo dicho hace ya unos párrafos, según los autores de la demostración, los resultados tendrán aplicación en el control de fracturas de estructuras análogas, desde tirantes de puentes hasta nanofibras y nanotubos; e incluso los microtúbulos presentes en las células.

Más vale, porque si el problema fuese únicamente la imposibilidad de cortar en dos la pasta, bastaba con cocerlos primero y luego cortarlos con un cuchillo. Habrá puristas que aleguen que así se pierden propiedades organolépticas; que no es lo mismo romper y luego cocer que cocer y luego cortar. Pero, sinceramente, así y todo, compensa frente a la alternativa de tener que adquirir otro “robot” de cocina que retuerza y doble los espaguetis uno a uno.


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