La Voz de Galicia

El Plan Básico Autonómico pone el foco en los concellos sin PXOM

Cerceda

Cristina Viu carballo / la voz

La mitad de los de la Costa da Morte tendrán que someterse a la nueva normativa

31 Aug 2018. Actualizado a las 05:00 h.

Los ocho concellos de la Costa da Morte que no tienen aprobado definitivamente el PXOM tienen un nuevo motivo de preocupación. Al margen de lo avanzados que estén los trámites, tendrán que adaptarse a la nueva normativa de la Xunta, el Plan Básico Autonómico, y en algunos aspectos la cuestión se hará complicada.

La Xunta pone el foco en la estética, lo que significa que es necesario terminar con los bloques de hormigón y el ladrillo visto, tan presente en la comarca. No solo los concellos y los promotores deberán tomarse el urbanismo con más cariño, sino también las empresas de servicios.

La lucha contra el ladrillo es una de las cuestiones que más llama la atención. No solo afecta a las construcciones que quedaron inacabadas y que están a la vista de todo el mundo, sino a cuestiones que hasta ahora nunca se habían tenido en cuenta. Las medianeras visibles tendrán que tratarse como fachadas y estas deberán acabarse de arriba abajo, con lo que no valdrá dejarlas en obra para locales comerciales.

Pero lo más importante es que municipios como Dumbría, con menos de 5.000 habitantes, no tendrán que hacer ya su propia normativa urbanística, sino que podrá delegar su planeamiento en el de la Xunta.

De hecho, todos los concellos deberán someterse a las novedades, pero en el caso de aquellos que tienen su propio plan solo cuando tengan que revisarlo.

Para el resto (Muxía, Cee, Cerceda, Corcubión, Fisterra, Malpica o Vimianzo), las cuestiones recogidas en el plan publicado en el Diario Oficial de Galicia el lunes tienen que implementarse casi de inmediato.

En cuanto a construcciones, la situación en la comarca está bastante parada, por lo que no habrá retrasos por la necesaria paralización de licencias por la adaptación, pero sí tendrá efectos en las autorizaciones de obra mayor en viviendas unifamiliares, que ahora deben tener un acabado mucho más adecuado al entorno. No solo las casas, sino también los cierres. La idea es hacer desaparecer el bloque de hormigón y que las viviendas se terminen antes por fuera que por la parte de dentro.

Líneas enterradas en núcleos rurales

La importancia que la Xunta concede a la estética queda de manifiesto en las condiciones que pone para la implantación de infraestructuras de servicios. Las nuevas redes de electricidad y telecomunicaciones tendrán que ir enterradas en los núcleos rurales, lo que evitará la presencia de postes y, sobre todo, los cruces de tendidos.

Además, las cajas de distribución «deberán situarse en lugares discretos» y su diseño y material no tendrán que destacar. Otra cuestión son las farolas, que según la nueva normativa, deberán adaptarse a las características de cada lugar, «evitando modelos propios de vías urbanas».


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