Llovet: «Son partidos para equivocarse»

Con 27 años cumplidos, Nacho Llovet encara la que será su octava temporada consecutiva en la ACB, la tercera en el Monbus Obradoiro. Ningún otro jugador de la primera plantilla suma tantas horas de vuelo en la Liga Endesa. Desde esa perspectiva que da la experiencia, analiza detalles que dejan los dos primeros amistosos de pretemporada y pone ya el foco en la siguiente cita, este fin de semana en el torneo Encestarías, en Vilagarcía. El viernes, a las 21.15, espera un rival de enjundia, el Alba Berlín de Aíto García Reneses. «Confío en que se pueda ver al equipo completo, sin problemas físicos, un equipo ya un poco mejor, con más días de trabajo en los que iremos añadiendo cosas».

Hlinason no pudo jugar en Guadalajara por el dolor que todavía notaba después de extraer las muelas del juicio. Todo apunta a que debutará frente al conjunto alemán. Spires sufrió un leve esguince el primer día y no jugó ante el Murcia. Pozas se llevó un fuerte golpe en la nariz y apenas estuvo un minuto en cancha en el segundo encuentro. Las pruebas médicas descartaron que haya fractura. Salvo contratiempo, los tres estarán a disposición de Moncho Fernández.

Uno de los déficits que mostró el equipo en esas dos primeras citas fue el del rebote. Llovet apunta a un doble argumento que podría explicarlo: «Jugamos los partidos sin nuestros cincos, Hlinason, que es el más grande, y Spires, el otro cinco alto, que no pudo terminar el encuentro ante el Fuenlabrada. De todas formas, recuerdo que el año pasado en pretemporada éramos el equipo de los cien puntos y al empezar la Liga Endesa fuimos uno de los más defensivos, con encuentros a sesenta o setenta puntos. Son muchas normas nuevas. La manera de defender puede coger por sorpresa a los nuevos. Hay que afianzar automatismos. Estos amistosos son partidos para equivocarse, para hablar y corregir. Cada partido va a ser un pasito adelante».

La factura del cansancio

En la segunda cita, el Murcia fue muy superior al Obradoiro. En opinión de Llovet, se alinearon muchos factores en contra: «Creo que acusamos el cansancio del trabajo acumulado en la pretemporada y del partido del día anterior. Con los problemas físicos, acabamos jugando ocho. Y el Murcia es un equipo cuya mayor virtud es el músculo y la fuerza física. Ahí fueron superiores. Nos costó mucho. De todas formas, es bueno para que la gente vea que o juegas al cien por cien o te pasan por encima».

Lo que sí se han podido ver son los primeros detalles de las incorporaciones para esta temporada: «Está claro que cada uno tiene sus cualidades. La de Kendall es el tiro. Andy está sorprendiendo por su polivalencia, porque es capaz de penetrar, de jugar pick and roll y de tirar. Vlado tiene buenos movimientos en el poste bajo. Con Max está claro que la amenaza exterior es muy buena. A Kostas ya lo conocíamos. Y falta por debutar Tryggvi».

Confirma que el tiro de tres lleva camino de convertirse en uno de los grandes recursos del equipo, por la cantidad de cañoneros y por la manera de jugar, «con muchos bloqueos indirectos». Y concede que puede haber más posesiones: «Tenemos la confianza de Moncho para lanzar en cualquier momento en que veamos una buena posición, sea en el segundo cinco o en el veinte». Pero, en todo caso, recuerda que la clave para jugar un mayor número de ataques «está en la defensa y en el rebote». «Iremos evolucionando», apostilla.

Coincide con Moncho Fernández en que una de las virtudes del Obradoiro es su capacidad para adaptarse al medio: «Cada jugador es diferente, es imposible encontrar dos exactamente iguales en cuanto a sus características físicas, técnicas y mentales. Ganas unas cosas, pierdes otras. La clave está en encontrar el equilibrio, en formar un grupo compacto que compita. Sumándole el talento a la actitud, al final siempre compites».