«Cuando se encienden las estufas y los samovares, cuando tienes los pies enfundados en unas buenas botas de fieltro y el estómago lleno, el invierno ruso es precioso. Pero si no tienes todo eso, mejor que no hubiera invierno». En A Coruña el otoño no es tan duro como el de Rusia que describe magistralmente María Iordanidu en sus «Vacaciones en el Cáucaso», pero la lluvia y el oleaje del Orzán también tienen su encanto. Así lo inmortaliza con sus fotos Marcos Míguez
07 dic 2020 . Actualizado a las 10:39 h.