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«El libro es una llamada para cuidar los ecosistemas marinos»

La Voz

PESCA Y MARISQUEO

. m. moralejo

Javier Teniente presenta el libro «Hijos del océano», un viaje por la pesca artesanal de varias zonas del mundo

02 dic 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Javier Teniente presenta esta tarde, a las 19.30 horas en JTPhotoGallery (Abeleira Menéndez, 13), su libro Hijos del océano (Blume). El fotógrafo vigués contará con la participación del educador y divulgador ambiental Javier Teniente.

-¿Qué es «Hijos del océano»?

-Es el libro de un proyecto que desarrollé durante seis años. Recoge la vida de los pescadores artesanales en todo el mundo. En el 2001, trabajé en un proyecto durante dos años que se materializó en una exposición y en un libro que se llamaron Mans salgadas. Recogía un poco la vida de los pescadores en Galicia. A partir de ahí decidí continuar el proyecto de una forma más ambiciosa, fotografiando a pescadores artesanales en costas de todo el mundo.

-¿Es distinto plasmar un proyecto en un libro que en una exposición?

-Sí, un libro es bastante diferente a lo que es una exposición. Los reportajes no son los mismos, pero en cuanto al concepto no ha habido cambios. Se muestran las historias a modo de reportajes según las distintas comunidades que visité. En el libro son quince.

-¿Cómo es físicamente?

-Lleva un precioso texto introductorio general realizado por Antón Lois. Después cada reportaje fotográfico va precedido de un escrito mío.

-¿Sabe si cambio la vida en los lugares donde estuvo?

-La mayoría de los sitios que fotografié son remotos y no volví a ellos, pero sí que trato de interesarme por ellos. Muchas de aquellas comunidades están viviendo en una delgada línea roja. De hecho, el libro es una llamada de atención a favor de la preservación de los ecosistemas marinos. Es verdad que algunas de estas comunidades están abandonando sus modos de vida tradicionales. Ocurre con los grandes cazadores de ballenas de una isla remota de Indonesia. Sé que estaban recibiendo ofertas para cambiar su forma de vida y dedicarse a fomentar el turismo de observación de ballenas. No tiene nada de bonito porque se perdería una forma de vida ancestral y seguramente tampoco les resultaría rentable ya que el grueso del negocio se lo llevaría una empresa de fuera.

-¿Cuál es el sitio que más le gustó?

-Si tengo que quedarme con un sitio, me quedo con la costa sur de Madagascar, donde fotografié a unos pecadores seminómadas. Es un lugar realmente hermoso. Es uno de los arrecifes de coral más grandes del mundo, con costas vírgenes. Yo intentaba pasar el máximo tiempo posible en los sitios y convivir en las comunidades que fotografiaba. Eso me dio la oportunidad de vivirlo de una forma bastante cercana.

-¿Prepara algún proyecto?

-Estoy haciendo cosas, pero quiero hacer otro libro y otra exposición sobre los años en los que trabajé en zonas en conflicto.