Los ecologistas recuperan en Oia una planta única en Europa

alejandro martínez OIA / LA VOZ

VIGO

Anabam recuperó una de las cuatro diksonias que quedan junto al río

08 nov 2011 . Actualizado a las 11:32 h.

Son plantas propias de áreas del hemisferio Sur, pero en Oia llevan siglos en el cauce del río Vilar. Los helechos arbóreos conocidos como diksonias que se encuentran en el monte comunal de Viladesuso son los únicos silvestres que hay registrados en Europa. Y ya solo quedan cuatro ejemplares.

Las riadas que asolaron la zona hace diez días pusieron en peligro uno de ellos. Por ese motivo, los miembros de la asociación naturalista do Baixo Miño (Anabam) procedieron el pasado fin de semana a trasplantarla dentro de la misma zona, pero más alejada del río. La planta había quedado con las raíces al aire libre colgando de unas ramas después de que la corriente del río se llevará por delante el terreno sobre el que se asentaba. El presidente de Anabam, Agustín Ferreira, afirma que se este raro ejemplar «se salvó de milagro» porque las agua se llevaron todo lo que había a su alrededor. «En calquer momento iba a caer e co cal se perdía para nos una xoia de oia e de galicia», afirma.

Los ecologistas cavaron una zona próxima para colocar la planta en un lugar seguro donde pueda continuar desarrollándose. Próximamente volverán al lugar para ver comprobar si sobrevive. Desde que las diksonias de Oia fueron descubiertas en el año 2002 realizan un seguimiento mensual para velar por su conservación. Las riadas del año 2006 fueron especialmente dramáticas porque aniquilaron la mayor parte de las que había. Ahora solo quedan cuatro y una estuvo a punto de perderse. Agustín Ferreira explica que las riadas movieron toneladas de piedras que fueron arrastradas río abajo, quedando el lecho del regato totalmente modificado y sin cobertura alguna.

Tanto la flora como la fauna, que ya se empezaban a recuperar tras las riadas de 2006, volvieron a sufrir las consecuencias de las mismas, «polo que haberá que esperar varios anos para que se produza na recuperación da biodiversidade do río», manifiesta.

El origen de estas plantas en Oia continúa siendo un misterio, pero se sospecha que pudieron plantarlas los monjes del monasterio cisterciense con fines medicinales. A pesar de ser propias de zonas como Australia o Nueva Zelanda, se adaptaron al microclima de Oia, para sorpresa de los expertos en biología.

Los expertos creen que formaba parte del jardin botánico de los monjes con fines medicinales