Una salida al túnel del ictus

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Eva Rivas relata en un libro cómo superó una hemorragia cerebral

01 jun 2011 . Actualizado a las 11:38 h.

Con una voz metálica, impersonal y sin apenas entonación, acertó a murmurar: «Hola, mamá». Eva Rivas se despertaba en la uci después de quince días en coma. Su cuerpo tenía 34 años, pero ella había perdido todas las habilidades básicas de una persona de su edad. No sabía andar. No sabía comer con cubiertos. No sabía escribir. No sabía hablar. Cuando abandonara el hospital, le tocaría volver a aprenderlo todo. Pero de momento allí estaba, en la cama. Llamaba a su marido, Miguel, por otro nombre. Acababa de sufrir una hemorragia cerebral. Estaba frustrada.

Fue en septiembre del 2002. Eva es orientadora escolar en un colegio de Redondela. Como cada mañana, se levantó y se puso a hacer yoga. Al terminar se sintió mareada y se agarró fuerte al pasamanos de las escaleras de su casa mientras trataba de alcanzar el piso de arriba.

-Miguel, llévame al baño, que creo que voy a vomitar.

Y se cayó. Lo que en la confusión del momento creyó un mareo resultó ser un accidente cerebrovascular hemorrágico, similar a un ictus. No logró vencerlo hasta un año y nueve meses después.

Fue el tiempo que tardó en volver a andar, hablar, comer y desenvolverse con autonomía. El tiempo que estuvo con logopedas y fisioterapeutas. Casi nueve años después, a Eva aún le quedan secuelas. Le cuesta hacer esfuerzos y tiene la visión lateral resentida. Pero sigue trabajando como orientadora, ha vuelto a conducir y ha aprendido a vivir de nuevo.

Fue un accidente cerebrovascular hemorrágico. Eva Rivas tenía una malformación que provocó que una vena se rompiera. El accidente cardiovascular puede ser isquémico o hemorrágico. El primero, más conocido como infarto cerebral o ictus, se produce cuando un coágulo impide que la sangre circule por las venas y arterias del cerebro. El segundo, el suyo, lo provoca la rotura de un vaso sanguíneo.

Ahora cuenta su experiencia en el libro SOS... Accidente cerebrovascular. Un giro inesperado en mi vida, editado con Alento, Asociación de dano Cerebral de Vigo. Lo presenta esta tarde en el Marco a las 19.30 horas.

Desde esa experiencia, reconoce que no es fácil vencer al ictus. «Al principio te sientes intimidada», relata, «crees que todo el mundo te está mirando, que te observan, tienes miedo a las reacciones, sientes que tienes que demostrar que vales».

Le ocurrió a los 34 años y tuvo que aprenderlo todo de nuevo. «Es una sensación cruda», dice. Cruda. Pero supo que había vencido la batalla, probablemente, cuando fue capaz de adoptar un niño y tener una niña (de 5 y 4 años): «Quizás sin la enfermedad no habría niños...».