La guardería de A Cañiza abre por fin con tres años de retraso

L.Míguez A CAÑIZA/LA VOZ.

A CAÑIZA

17 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Aún huele a nuevo. Arranca el curso en la nueva guardería de A Cañiza y los interiores rezuman brillo y color. Todo es de estreno, aunque en realidad las instalaciones llevaban más de tres años terminadas y sin abrir, por deficiencias técnicas localizadas tras su construcción. Por fin, esta semana los 33 niños que eran cuidados en el Punto de Atención a la Infancia pudieron ser traslados al edificio, con una planta de unos 300 metros cuadrados que tiene todos los detalles.

Aula con cunas y sillas para los más pequeños, otras llenas de mesas de colores y animales pegados por las paredes y un patio común de juegos cuyo producto estrella es un castillo lleno de bolas de plástico. Todos los juguetes y materiales que pueblan las mesas han sido preparados estos días, gracias a la ilusión de las cinco personas que atienden diariamente el servicio.

El edificio está ubicado cerca del casco urbano y dispone de un jardín con arenero y parque infantil, todo un lujo para unas maestras acostumbradas a la precariedad de una planta en el centro cultural. «Estamos encantadas y esperamos aumentar la capacidad una vez que nos instalemos por completo. Entonces llegaremos a los 43 menores, aunque puede que en el futuro se amplíen», recuerda la directora de las instalaciones, María del Carmen Estévez. Aunque no tienen registro de la demanda, sí que han recibido peticiones suficientes para cubrir la totalidad de plazas, puesto que el servicio municipal es un ejemplo de ventajas. Las aulas están abiertas de 8 a 19.00 horas y los precios varían según la renta de las familias aunque se puede pagar un máximo de 110 euros al mes.

«Dende que o rapaz ven está moito máis espabilado. Antes non se sabía sentar e estar tranquilo, case nin falaba. Agora non para, é como unha cotorra», recuerda Angeles Pérez, la madre de Yeray, de dos años. Mientras charla, el pequeño da muestras de su buen hacer con unas mesas colocadas en la sala de la entrada, que sirven de lugar de espera para recepcionar a los niños.

El complejo se completa con una cocina equipada, un comedor con sillas para los más pequeños, un patio interior que dota de luz a todas las instalaciones y zonas ajardinadas en la parte delantera de la propiedad.