Los polígonos frustrados del área de Vigo triplican el suelo actual

L.Míguez VIGO/LA VOZ.

VIGO

Mientras se consolidan las naves alegales, la comarca dispone de casi medio millón de metros en venta

14 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Promesas arrastradas desde hace más de una década, ocurrencias a pie de urna o macroproyectos sin seguridad jurídica. Cualquiera de estos paraguas ampara miles de metros cuadrados industriales en el área metropolitana de Vigo. Tan fácil es llenarse la boca que la cifra resultante triplicaría la superficie en funcionamiento en la actualidad, que ronda los 3,8 millones.

En el banquillo de los polígonos existen opciones de lo más variado, aunque predominan las que han sido apartadas de las prioridades de la Xunta para desvincularse de los planes del bipartito y por la actual crisis económica. Así ocurre con los 80.000 metros prometidos para Mondariz, desaparecidos antes de nacer, o los 500.000 de Ponteareas, para cuyo desarrollo se dedican poco más de 20.000 euros en los presupuestos autonómicos. Insuficiente para cualquier cosa que no sea mantener la llama viva.

Aunque sin duda el caso más sangrante de toda la comarca es el del puerto seco, pendiente del Tribunal Supremo para garantizar su viabilidad, no es el único pendiente de los designios de la justicia para convertirse en realidad. Su misma suerte sufren en los concellos de Mos y Redondela, cuyo proyecto de Arrufana sigue en el cajón de los «pendientes» por las peleas con la oposición vecinal que llegaron a los juzgados.

Oposición crucial

Lo mismo ocurre con el proyecto de Moaña, donde los 300.000 metros cuadrados previstos en el Plan Xeral se han encontrado con los inconvenientes medioambientales. Y parece que no lleva las de ganar. Solo existe una excepción a la norma, el caso del parque previsto para el municipio de Tomiño, al que se le inyectarán nueve millones de euros el próximo año para que pase del papel a la realidad. Aunque vistos los precedentes, habría que ampararse en el refrán de ver para creer. Esta apuesta pretende también ser una compensación para la comarca de O Baixo Miño después de que cayeran de la lista el parque para Tui y A Guarda, que sumaría 272.000 metros cuadrados a la oferta actual.

Al final entre unos y otros la cifra final asusta: casi nueve millones y medio si la realidad fuera fiel a las palabras. Eso si, todos muy repartiditos por los 27 ayuntamientos del área de influencia de Vigo por aquello de perpetuar el minifundismo hasta cuando de naves se trata.

Bien es cierto que a la cifra de parques en funcionamiento quedarían muchos metros por contar si se suman las concentraciones de empresas de forma no regularizada. Exceptuando los ya contabilizados 350.000 de Gondomar, para el que existen planes de urbanización con presupuesto ya contabilizado por la Xunta, no se pueden sumar los demás. Cientos de naves en Mos, Salceda o Ponteareas sufren este destino, muy lejano al que disfrutan en el industrializado Concello de O Porriño, donde el Plan Xeral contempla la creación de otro millón de metros cuadrados. Esta superficie se desarrolla en pequeñas píldoras gracias a las manos de agrupaciones privadas.

Mientras, otros puntos sin tanto tirón esperan comprador, como los casos de Arbo y A Cañiza, cuyas ampliaciones aún cuelgan el cartel de se vende. El mismo letrero decora el de Porto do Molle, en Nigrán, aunque la oferta de Zona Franca podría acabar interesando a los empresarios nipones de Mitsubishi, que buscan ubicación en la comunidad gallega.

La misma entidad también es promotora de la última bolsa de suelo en la ciudad, la de Comesaña-Matamá-Valadares, que tiene un inexpresivo «en desarrollo» desde hace tiempo colocado en su apartado de la web del Consorcio público.