Tui recuerda a Álvarez Blázquez

Soledad Antón García
Soledad Antón VIGO/LAVOZ.

VIGO

La ciudad rindió ayer homenaje al médico y escritor con motivo de cumplirse el centenario de su nacimiento

27 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Emocionante. Es la palabra que más se pronunció ayer en el homenaje que Tui tributó al que fuera uno de sus vecinos más notables, Darío Álvarez Blázquez. Los actos contaron con la presencia de buena parte de su familia, algunos como su nieta Carlota Álvarez Basso, llegados expresamente para la ocasión. Y los pocos que no pudieron estar, caso de Carmen, otra de sus nietas, residente en El Salvador, enviaron una carta en la que explicaban cuánto le siguen echando de menos.

Fue el primogénito de la familia, Darío Álvarez Gándara, el encargado de agradecer al Concello la iniciativa, representada por el alcalde y varios miembros de la corporación. Lo hizo ante la casa de la calle San Telmo en la que residió su padre, y en la que, después de trasladarse a vivir a Vigo, solía pasar los fines de semana.

Aprovechó Darío hijo -«Darío segundo», dice- su intervención para pedir al regidor que la casa recupere su antiguo número, el 2 (ahora es el 5). Y ofreció una ristra de motivos para esa recuperación: «Nela naceron os dous fillos de Carmiña e Darío e tamén as dúas novelas policíacas que saíron da pluma, sempre humana, ben modulada e acertada do médico-escritor. Sospeito que tal reiteración do número dous explicaría a teima de Carmiña de non consentir que lle cambearan a esta casa o número». Por no hablar de las actas de nacimiento de los dos vástagos del homenajeado en las que, según consta, vinieron al mundo en el 2 de la calle San Telmo.

Recogida de guante

Fernández Rocha recogió el guante y prometió hacer lo que esté en su mano para atender la petición. La última palabra la tendrá el pleno de la corporación, así es que casi podría anticiparse que pueden darlo por hecho.

Contó también Darío que aquella casa se convirtió en residencia de fin de semana cuando la familia, «obrigada polas insufribles presións fascistas», se trasladó a Vigo. Además de médico reconocido y querido, Álvarez Blázquez era uno de esos contadores de historias que crea adicción. Por eso las veladas de los viernes y los sábados eran interminables.

Nadie se dormía antes de las cuatro o las cinco de la madrugada. La hora de ir a la cama la fijaba la panadería que estaba pegada al inmueble. Cuando el olor a pan fresco inundaba la estancia, los más pequeños salían a comprar bollos y, después de dar buena cuenta de ellos, era el momento de descansar.

Tras el descubrimiento de la placa, todos los presentes (y algunos más) se trasladaron a las dependencias del antiguo convento de Santo Domingo, donde algunas personas que le conocieron tan bien como su hijo Alfonso Álvarez Gándara, su sobrino Xosé María Álvarez Cáccamo, el cronista oficial de Tui, Ernesto Iglesias o el que fuera su amigo Alberto Estévez Piña, realizaron un pormenorizado por la vida y la obra del homenajeado.