El joven Marcos Carraceda, empleado en una ferretería de Bouzas, halló 4.000 euros guardados en un monedero extraviado en la calle Pintor Colmeiro en la mañana del martes. La única pista sobre el propietario del dinero era una libreta bancaria a nombre de la titular. Tras realizar varias pesquisas en el buscador Google de Internet averiguó el paradero de la dueña, una trabajadora del polígono de Navia. Fue al lugar y le pidió su DNI para confirmar su identidad. Luego, le entregó los billetes pero la reacción fría de la afortunada sorprendió al joven. Esta le contó que había colocado carteles para pedir ayuda.
El buen samaritano repasaba ayer su periplo. «Iba por mi novia por Pintor Colmeiro por la mañana cuando encontramos un bulto. Lo examinamos y mi novia dijo que lo dejase, que había un pintalabios, que podía tener una enfermedad. Abrimos una cartera y nos llevamos una sorpresa supergrande, estaba llena de dinero», recuerda Marcos.
La pareja miró para todos los lados al pensar que podían ser víctimas de una broma con la cámara oculta. «De camino a casa, busqué alguna señal para poder localizar a la persona que había perdido el dinero. En el bolso, vi una libreta de ahorros a nombre de una señora», añade.
Con esta pista se dirigió al polígono de Navia pero no dio con su paradero. Entonces se le ocurrió la idea de rastrear el nombre de la dueña en Internet. «Busqué en Google y chateando di con una página del BOE que vinvulaba a la señora con un local 24 horas en Teixugueiras», dice. Fue al comercio y le dijeron que la señora trabajaba enfrente.