La estética propia del feismo vigués

VIGO

Nicolás Combarro muestra en el Marco una visión de Vigo como un espacio en el que la transitoriedad de las obras en construcción adquieren un carácter permanente

03 nov 2009 . Actualizado a las 12:48 h.

Obra negra, propuesta de Nicolás Combarro para el proyecto Puntos de encontro del Marco, es una expresión que se usa en México para nombrar espacios o estructuras en construcción. «El término alude a una fase transitoria, que tiene una realidad y una estética propia; sin embargo, en este caso, esta situación acaba convirtiéndose en un estado latente, que nunca termina; ese es el sentido de la exposición», señala Nicolás Combarro, cuya propuesta se puede ver en el espacio anexo del Museo de Arte Contemporánea hasta el 24 de enero del 2010.

El espacio elegido por el artista es el Casco Vello de Vigo. Un paseo de veintiséis minutos, entre el castillo de San Sebastián y el convento de San Francisco, muestra un estado de construcción/destrucción que parece prolongarse eternamente. A Nicolás Combarro le interesa, en este recorrido, la vivienda como elemento básico de habitabilidad. «A exposición mostra un proceso inconcluso, detido no tempo; son rexistros do feismo, que chegan a configurar unha estética propia», afirma Agar Ledo, comisaria del proyecto.

A este respecto, Nicolás Combarro tiene su propia posición ante el feismo: «Todos nos fijamos en esas paredes tapiadas, en esas traseras descubiertas de edificios, pero normalmente le damos un carácter negativo y creo que es interesante valorar las tal y como son. E como esa paradoja sobre el feismo que, con los años y con mucho trabajo sobre él, se convirtió en una forma de estética».

Fotografía, vídeo y escultura son los tres elementos empleados por el artista coruñés, residente en Vigo. «La lógica formal de la exposición se concreta en la pieza escultórica, que tiene aspecto de casa, pero que se deforma hasta recordarnos a los silos de la Panificadora», afirma el autor.

En realidad, la alusión a la Panificadora encaja perfectamente en esa prolongación de la fase constructiva que nunca termina, y que acaba conformando una estética propia, aunque el autor del proyecto prefiere darle otro significado: «La Panificadora tiene gran presencia en la ciudad y, por su situación, se pelea visualmente con el edificio del Ayuntamiento; nos habla de la memoria de la ciudad y es un símbolo en sí mismo».

La escultura está realizada en carbón, un material que Combarro emplea desde hace dos años, tras dejar la pintura, «porque absorve la luz y tiene memoria obrera».

El proceso de trabajo de Combarro parte de una reflexión sobre el espacio y la construcción. «É un camiño de ida e volta entre a realidade, documentada xeralmente a partir de fotografías, e a abstracción, por medio de intervencións ou novas construcións realizadas polo artista neses lugares ou estruturas», señala la comisaria de la exposición.