El valor del subsuelo de la entidad local menor de Camposancos, señalada como zona constante de flujo poblacional a lo largo de la historia, es sabido tanto por los lugareños como por los expertos en arqueología. Pero eso no quiere decir que sea conocido. Hasta ahora, y según explicó ayer la especialista Herminia Rodríguez, «en la zona cautelar de Saá se han producido pocos hallazgos, la mayoría de la época romana que, principalmente se corresponden con depósitos naturales que llegaron de zonas más altas por efecto de los arrastres».
El panorama ha cambiado. El equipo de Ares (empresa dedicada a la arqueología y a la gestión), que el año pasado realizó una serie de intervenciones en esta zona, avanzaba entonces que «los restos encontrados aportarán documentación valiosísima». Ocho meses después y tras incontables horas de estabilización, conservación preventiva, limpieza y catalogación; se conocen unos primeros resultados que confirman la magnitud del descubrimiento.
«Son los primeros hallazgos localizados in situ», señaló Herminia Rodríguez, directora de Ares, que además, permiten establecer la existencia de no solo uno sino de dos asentamientos. El primero de la época galaico-romana (desde el I. a.C. al III d.C.) y otro superpuesto de la tardo-antigua (siglos III d.C. a V d.C.). La especialista valoraba los resultados de este hallazgo que, por otra parte, ni siquiera se han producido en el propio yacimiento de Santa Isabel de Camposancos, sino en su zona de cautela arqueológica. «La verdad es que no se esperaban estos resultados porque el yacimiento catalogado está en otra parte pero, por fin se ha encontrado una zona de ocupación; hasta ahora todos los restos encontrados eran de poca entidad y de la época romana; aquí sin embargo hay ocupación anterior y posterior», confirmó Herminia Rodríguez.
Los minuciosos trabajos de inventariado y catalogación todavía no han finalizado. No es de extrañar porque, según señalaron los especialistas de Ares, se han localizado cerca de 10.000 piezas. La cantidad encontrada es similar a las de las campañas de excavación en áreas de los castros y que, ahora, iguala una superficie de tan solo 220 metros cuadrados situada en zona cautelar. Restos que, por otra parte, abarcan casi 2.000 años de historia ya que hay piezas que se corresponden con distintos periodos, desde el I. a.C. al siglo X.