Margaret se puso a escribir como antídoto contra la morriña

Soledad Antón soledad.anton@lavoz.es

VIGO

17 mar 2009 . Actualizado a las 02:09 h.

Fue lo que le respondieron a Robert Gimson en una agencia de viajes inglesa a la que acudió un día de 1960 a preguntar cómo podía llegar a Galicia. La anécdota (quizá no tan anécdota entonces) la relató el pasado jueves en Vigo su viuda, Margaret Gimson, durante la presentación del libro Los nuevos vecinos de Eugenio en la Galicia de España.

Aquella cara de sorpresa del vendedor de viajes no fue más que la antesala de una larga relación del matrimonio Gimson con Galicia. De cómo Robert descubrió la existencia de esta esquina de Europa tuvo la culpa Nina Epton, tras encontrar por casualidad en la más que bien surtida biblioteca familiar su obra más conocida: Uvas y granito.

Contó Margaret que como en la agencia les habían puesto las cosas difíciles optaron por pedir información a la Oficina de Turismo Español en Londres. Así supieron de la existencia de un trasatlántico que hacía escala en Vigo en su travesía entre Southampton y las Antillas. Y en Vigo se plantaron un día caliente de agosto con tres niños y sin saber una palabra de español. «Tuvimos unas vacaciones espléndidas», afirmó.

Tan espléndidas que decidieron repetir al año siguiente, y al otro, y al otro... «A medida que los niños volaban del nido, Robert empezaba a pensar en su jubilación y en su sueño de hacer un jardín en un clima más suave que Inglaterra», relató. Decidieron ponerse a buscar un terreno apropiado, tarea en la que contaron con la ayuda de Casimiro Durán. Gracias a dicha ayuda dieron con la finca La Saleta, en Meis.

De aquellos inicios Margaret dio un salto en su intervención hasta el día de hoy. Lo hizo para explicar por qué había decidido recoger en un libro tantas vivencias. «Tenía morriña», afirmó. Por no hablar de la pena que le daba tirar todas las notas que fue acumulando con sus vivencias.

La mayoría eran bien divertidas, fruto de la diferencia de culturas entre las ciudades inglesas y el rural gallego de los años 60. «Un señor de dos metros de alto y una señora en traje de pantalón azul vivo desde luego no pasaban desapercibidos», contó.

Explicó también que era entre las mujeres mayores entre las que despertaban más curiosidad. «Su lista de preguntas era interminable: por qué vinieron, qué van a hacer, cuántos años tiene, cuántos hijos tiene, dónde les van a enterrar cuando mueran... Aprendí pronto que lo mejor era devolver la pregunta antes de contestar. Fue un juego muy productivo que me ayudó a mejorar mi español».

A medida que se iba intensificando el juego de preguntas respondidas con otras preguntas, fueron haciendo amigos. El primero Eugenio, el protagonista del libro; Lolita la de la tienda, «que además de venderme cosas me daba consejos», José Paz, el médico; don Francisco, el maestro...

Margaret regresó a Inglaterra tras la muerte de su marido, pero no se pierde por nada del mundo su viaje anual a Galicia, donde a lo largo de 40 años hizo incontables amigos.

Muchos de ellos estaban el pasado jueves en la presentación del libro, organizada por los Amigos de los Pazos. Por ejemplo, Juan Manuel Cogolludo, el que fuera cónsul británico en Vigo.

El único pero es que como el libro solo se ha publidado en inglés (de momento) algunas tendremos que esperar a que se traduzca al español para descubrir las aventuras más enxebres de los Gimson.

En concreto a Perú. Carlos Pereira, director de la Escuela de Joyería del Atlántico de Vigo, ha sido uno de los expertos internacionales que acaba de participar en el citado país americano en un programa de formación, que ha contado con la presencia de artesanos y diseñadores de prestigio.

Perú, primer país del mundo en exportación de plata y uno de los primeros en oro, cuenta con una gran tradición orfebre. Pereira presentó a los alumnos, más de 70, una serie de nuevos útiles y productos que posibilitan también nuevos acabados decorativos, y que resultan fáciles de implantar en los talleres.

Según cuentan los responsables de la Escuela, uno de los momentos que más aceptación tuvo por parte del alumnado fue la presentación de distintas líneas de joyería de autor, actividad en la que fue determinante la generosidad, entre otros, de Liane Katsuki, Charo Díaz, Nuria Benlloch, Davil Moledo, Liliana Iñarra, Fe González..., que cedieron sus joyas.

Tres de los mejores alumnos peruanos de Pereira serán ahora los encargados de viajar por el país y transmitir sus enseñanzas, que tendrán así un efecto multiplicador.