«Un jubilado que encargó su lápida hace seis años todavía sigue vivo»

Xulio Vázquez

VIGO

Jacinto Barreiro está innovando con la cerámica como forma de honrar a los difuntos a todo color.

21 nov 2008 . Actualizado a las 10:43 h.

Es el último pasaporte. Sirve para viajar a la eternidad y no tiene fecha de caducidad. Suele llevar un epitafio para honrar al difunto y va inscrito en una lápida o placa. Algunos se han hecho famosos, como el que se atribuye a Groucho Marx: «Perdonen que no me levante» (Aunque en su tumba en Los Ángeles no figura ninguna frase). Otros no son tan ingeniosos, pero tienen su gracia: «Recuerdo de todos tus hijos (menos Ricardo que no dio nada para el entierro)». Esta época del año, coincidiendo con la caída de las hojas, es la más propicia para expedirlos, según ha constatado el marmolista Jacinto Barreiro (34 años). Tiene un taller de lápidas en Valadares y una oficina con exposición junto al cementerio de Bouzas (Coia). En su negocio la crisis se llama incineración, aunque dice que, al igual que con las ambulancias, también hay una dura competencia en este mercado. -¿Desde cuándo regenta el negocio? -Empecé a trabajar a los 18 años con mi padre en la Marmolería Barreiro y, al jubilarse, he quedado yo al frente. También hago encimeras para cocinas. -¿Qué materiales emplea para las lápidas? -Utilizo granito, mármol y desde hace poco cerámica. -¿Van innovando? -Sí (sonríe). La cerámica es como el azulejo. Incluso nos permite utilizar el color porque es igual a una fotografía y se puede hacer cualquier cosa. -¿Ya hizo alguna? -El otro día hice una lápida con las Cíes para una señora. Le puse su foto y de fondo el mar de esas islas, además de las inscripción. Todo en color. Pero se puede utilizar cualquier paisaje o lo que quieran. -¿Por qué eligieron las Illas Atlánticas? -Porque le gustaba mucho ese paraje y los familiares quisieron complacerla. Son las lápidas más modernas que hacemos. -¿Lo pinta tan bonito que a alguno le van a entrar ganas de morirse?

-(Risas). Pero, cuando vienen por aquí, siempre me dicen al despedirse que, cuando nos volvamos a ver, ojalá sea en un bar. -¿Y las clásicas? -Son las que llevan una letras taladradas en la piedra y luego se pegan. También se hacen otras grabadas y arenadas. -¿Piedra de O Porriño? -No. Viene de Italia, Sudáfrica y Brasil. El mármol lo traemos de Carrara, pero es un poco más caro y ya se utiliza menos que el granito. -¿Cuánto cuestan? -Las más económicas valen 300 euros y las de cerámica alcanzan los 700 euros. -¿La que más vende? -Es la clásica porque muchos dicen que la quieren igual a la que tiene su abuelo en el nicho. -¿El epitafio? -Lo más frecuente es que le ponga el nombre y los apellidos, fecha de su muerte y los años que tenía, junto con una breve dedicatoria (Por ejemplo, la familia no te olvida) y D.E.P. (Descanse en Paz). Cada lápida suele llevar una media de sesenta letras. -¿Cómo un telegrama? -Sí (risas). Pero sin respuesta. -¿Recuerda alguna frase curiosa? -Muchas las copian de la Biblia. Pero recuerdo una que me pidieron para una lápida que está en el cementerio de Tui y en gallego: «Grazas pola súa visita e perdoen que non me poida levantar a saudalos». -¿Alguna anécdota? -Sí. Lo más curioso que me ha sucedido es que algunos me encargan la lápida en vida. Son los menos porque no pasan de tres al año. Les pongo el nombre y los apellidos, la crucecita de falleció (dejo el hueco para la edad y la fecha del óbito) y D.E.P. -¿Dónde la guardan? -Alguno se la lleva a su casa, mientras que a otros ya se las coloco en el cementerio porque les gusta ver como quedan. En este último caso es cuando se trata de gente sin familia. Ya me la dejan pagada. -¿Es gente con enfermedades incurables? -No. Se trata de algún jubilado, a los que incluso les gusta pasear por el cementerio. Precisamente conozco a uno que me encargó su lápida hace seis años, pero todavía vive porque nadie me llamó para que fuese a colocársela. La tendrá en su casa. -¿Le hizo la lápida a algún personaje conocido? -Sí, para la esposa de Mario Conde, que fue enterrada en Tui. Y no era de las más caras.