No tiene hipoteca, pero como si la tuviera. Santiago Pérez Bouza, también trabajador de Faurecia, deja cada mes cerca de 500 euros en el alquiler de su vivienda. Además, tiene un préstamo personal y otro para pagar su coche. Entre ambos le absorben otros 450 euros, aproximadamente. Así, solo los gastos fijos se llevan una enorme proporción de su sueldo, que ronda los 1.100 euros al mes. «Se xa está mal a cousa así, co soldo que temos, imaxínate agora cos paros», se lamenta. Cree que el salario de su mujer servirá para que la familia pueda salir adelante y afrontar sus deudas, eso sí, apretándose el cinturón e intentando no endeudarse más.
Lleva en Faurecia Asientos de Galicia siete años y él tiene 51. Los doce últimos los ha pasado trabajando en el sector de la automoción y nunca ha vivido una situación similar a la actual.
Santiago Pérez tiene dos hijos, de siete y once años. Como están en edad escolar, otro de los gastos con los que carga son los del colegio y los estudios, «outra hipoteca», tal y como los define.