El campismo libre de hace treinta años llegó a varios yacimientos arqueológicos
25 sep 2008 . Actualizado a las 11:42 h.Hasta comienzos de los años ochenta, las islas Cíes eran uno de los paraísos de los hippies europeos. Los hijos del viento campaban a sus anchas por las islas de Monte Agudo y Faro sin someterse a ningún control por parte de ninguna autoridad. Había hippies que moraban durante casi todo el año en cabañas realizadas por ellos mismos, o aprovechando recovecos naturales distribuidos por diferentes lugares del archipiélago.
Aquellos asentamientos ya han pasado a la historia. O mejor dicho al estudio de la arqueología porque los restos de aquellos hippies aparecen ahora incluso en los informes oficiales que dispone la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Consellería de Cultura.
Hace varios años, el arqueólogo Manuel García Valdeiras realizó un proyecto arqueológico para la Consellería de Familia, Muller e Xuventude, denominado Campo arqueolóxico das Illas Cíes, integrado en el Campo Internacional de Traballo das Illas Cíes.
Una de las zonas de actuación de aquella campaña era el espacio existente entre los dos faros de la isla del medio, actuando directamente en los abrigos naturales. «Destes abrigos, dous -o Altar dos Druídas e o Pico da Aguia- xa presentaban a simple vista restos dos denominados hippys, campistas libres que habitaron as Cíes durante os anos 60 e 70 do pasado século», recoge el informe entregado a la Consellería de Cultura.
El objetivo del estudio era determinar el grado de alteración contemporánea y poder clarificar su ocupación original en función de los materiales asociados. En esa ardua misión de alcanzar la roca viva de aquellos abrigos, los arqueólogos pudieron constatar la presencia de numerosas huellas del Homo Hippiense. Y tuvieron que ser muchas. «Outras conclusións evidentes son a forte contaminación dos asentamentos incontrolados dos anos 60-70 do s. XX....», se indica en el proyecto de conservación y puesta en valor.
Huesos de cabra
Claro que estos abrigos, que como su propio nombre indica sirven para abrigar, no solo fueron utilizados por los hippies en aquellos días de vino, sol y pinos. Siglos antes, los colonos de la Baja Edad Media y de la época Moderna también tuvieron buena parte de responsabilidad en la acumulación de «lixo» detectado por los arqueólogos. El informe achaca a estos hippies del pasado abundantes huesos de cabra, principal ganado de los colonos de las Cíes hasta bien entrado el siglo XX.
No señala el informe, sin embargo, cuáles eran los útiles conductores de los habitantes ocasionales de las islas viguesas durante los años de descontrol, por lo que será difícil establecer un modus vivendi de aquellos personajes a los que Siniestro Total dedicó una canción poco cariñosa en los ochenta.