«Cambiaría toda a miña obra literaria por un disco»

VIGO

El escritor vigués, admirador de los Beatles desde niño, colecciona todo tipo de objetos relacionados con el grupo

27 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A Francisco Castro le pagan por leer y cobra por escribir, aunque . No todo amante de la literatura tiene la fortuna de recibir dinero por hacer lo que más le gusta, pero sí este escritor nacido en Vigo en 1966, porque además de crear historias, es director de nuevos proyectos en la editorial Galaxia, lo que significa que muchos son los textos que pasan por sus manos antes de llegar a las librerías. La literatura es su vida, pero los Beatles son su pasión confesa. «Eu antes de aprender a falar aprendín a cantar as cancións dos Beatles por culpa do meu irmán, que me leva dez anos». Castro sitúa su cuelgue por el grupo de Liverpool en el momento en que éste le regaló el álbum Abbey Road , en cinta de cassette. Aquello sucedió cuando tenía 9 años y hasta ahora, con 41, no ha dejado de atesorar todo tipo de cosas relacionadas con la banda británica. «Me convertín nun maniático. Polo meu traballo leo moitísimo, pero como polo camiño se me cruce un libro sobre o universo Beatle que conteña algunha revelación que descoñecía, teño que parar o que estea lendo para poñerme con iso», reconoce.

El autor recuerda que en el colegio, mientras sus compañeros tenían las carpetas forradas con los futbolistas de la época, él las decoraba con fotos de John, Paul, Ringo y George. Por supuesto, este contacto con el mundo sonoro de los Beatles le llevó a querer ser como ellos y así, en el instituto montó su «primeiro, único e fracasado grupo de rock&roll». Se llamaba Os Escaravellos, una versión en gallego de los Escarabajos, «que era como se traducía, mal, do inglés». El novelista reconoce que se equivocó de época y de estilo, ya que bullía la experimental y moderna Movida de Vigo cuando a él y a sus colegas se les dio por las letras trascendentales y los ritmos melódicos. Así fue como acabó su carrera en el rock. Antes de empezar.

Francisco cuenta con humor que tiene en su casa guardadas cintas que algún día sus biógrafos sacarán a la luz, en las que canta y toca versiones del grupo y también composiciones propias. «Son un músico profundamente frustrado. Encántame ser escritor, pero cambiaría absolutamente toda a miña obra literaria por un disco. É a miña gran fantasía. Poder tocar nun grupo estable».

Las cintas magnéticas de audio forman parte de ese archivo documental que ya como soporte, son historia en sí mismas. Su hijo mayor, de 12 años, le pregunta como quien sostiene un hueso de dinosaurio: «Papá, ¿qué es esto?». Castro posee buena parte de la discografía de los Beatles en este formato, y no se deshace de las reliquias por su valor sentimental, aunque hace tiempo que se ha pasado a la era digital. De hecho, en su domicilio conviven sin dramas la Wii y el ajedrez, y tal como está el patio, es sorprendente, casi milagroso, ver cómo en su salón unos niños juegan una partida sobre el tablero.

Nanas lisérgicas

Su hija, de sólo cuatro meses, empieza a «sufrir» los primeros efectos de la Beatlemanía paterna: «Penso que antes de cumprir unha semana, a nena xa durmira cantándolle enteiriño o Sgt. Peepers. Nunca lles cantei nanas aos meus fillos», afirma. Pero sus niños están hechos a todo. Cerca de su casa había un karaoke con una foto gigante de los Beatles en las fachada. «Parábase conmigo e facíamos unha reverencia», cuenta. «A miña paciente familia -prosigue- acompañoume á National Gallery para ver o manuscrito orixinal de Yesterday . En París levei á miña sacrificada familia ao Hotel George VII porque foi alí donde se compuso, visitamos o primer Hard Rock Café de Londres para comer diante dunha guitarra de Harrison, fíxemme a típica foto no paso de cebra en Abbey Road...». Pero le queda una asignatura troncal pendiente: nunca ha ido a Liverpool.

«Podería ser unha esaxeración afirmar que escoito aos Beatles todos os días, pero o fago», asegura el escritor y profesor licenciado en Filosofía. Castro, que ha ganado premios como el Cartafol al mejor libro del 2004 por Xeración Perdida , el Blanco Amor 2005 por Spam o el García Barros en el 2007 por As palabras da néboa , escribió su primera historia a los 13 años: «O teño gardado, mecanografiado. Chamábase A historia dos Beatles e era unha copia descarada dos libros que tiña».

La asistenta de Lennon

De los trece libros que lleva publicados, doce se abren con citas de los Beatles. La novela en la que trabaja desde hace dos años, «perigosamente voluminosa», advierte, que piensa acabar este verano, arranca con palabras de John Lennon. Durante un tiempo, el autor trabajó en La Casa del Libro como responsable de actividades culturales. Cuando se enteró de que Rosaura López, la asistenta gallega de Lennon, venía a España a presentar el libro en el que contaba esa etapa de su vida, hizo lo imposible por llevarla a la librería de Vigo, «só para darme o gusto de poder falar con ela».

En la adolescencia, Francisco fue de McCartney, en la vida adulta, más de Lennon, «pero se tivera que escoller quedaría con Harrison, un talento fagocitado polos outros dous. De feito, creo que Something é a mellor canción da banda», afirma. En su senectud, -avisa, guitarra en mano- se postula como sucesor del «beatleliano» grupo vigués La Comisaría. Dicho queda.