Una familia de Oia todavía continúa viviendo de alquiler porque aún ha podido rehabilitar su casa después de las riadas. La vivienda en la que residía Patricia Tesch con su abuela, María Campos, quedó completamente destrozada. Aquella mañana de domingo del 22 de octubre, la anciana se encontraba descansando en su casa cuando toneladas de fango y de tierra entraron por las ventanas y salieron por el otro lado del inmueble, llevándose por delante una de las paredes y todas sus pertenencias.
Ella se pudo salvar gracias a que uno de sus nietos la rescató cuando ya se encontraba con el agua al cuello. Casi un año después de la tragedia, esta antigua vivienda del barrio del Calvario, en Pedornes, continúa ofreciendo el mismo aspecto ruinoso.
El motivo es que, para poder acceder a las ayudas, Patricia Tesch tiene que hacer frente a las obras de su propio bolsillo. Y su sueldo como peluquera no es suficiente para pedir una hipoteca porque, entre otras razones, tiene que descontar los 300 euros que le cuesta el alquiler de la vivienda en la que reside desde que ocurrió la catástrofe. Sólo ha cobrado 50.000 euros del Consorcio de Seguros, que los ha invertido en la demolición y desescombro de los restos del edificio. Ahora le harían falta no menos de 120.000 euros para poder construirse una nueva vivienda sobre lo que queda de la antigua, «de la que soy consciente que la Xunta no me devolvería ni la mitad», dice. Los vecinos realizarán una marcha de protesta en el primer aniversario.