Una ventana hacia Sudamérica

Monica Torres
M. Torres A GUARDA

VIGO

RAMÓN CAPOTILLO

Reportaje | Campaña de sensibilización Ramón Capotillo expone en A Guarda «Indíxenas nos Andes», una muestra que recoge la realidad de los pueblos más desfavorecidos de Bolivia y Perú

22 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

La muestra «Indíxenas nos Andes» es un ventana en imágenes a la realidad de los pueblos aymara y quechua desde la perspectiva de Ramón Capotillo. El fotoperiodista fue testigo directo de la situación de extrema pobreza en la que viven los indígenas de Perú y Bolivia, que representan el ochenta por ciento de la población total, y retrató con su cámara cientos de instantáneas que plasman otros tantos momentos de la vida cotidiana de sus protagonistas. La exposición, organizada por Solidaridad Internacional, forma parte de la campaña de sensibilización «Indíxenas nos Andes», financiada por la Dirección Xeral de Cooperación de la Xunta. Ramón Capotillo tuvo la oportunidad de viajar con la oenegé a Sudamérica y recoger en imágenes su experiencia. Una veintena de ellas, realizadas en los últimos años, conforman la exposición que se puede visitar estos días en la tienda Atalaya de A Guarda. «Lo que más me sorprendió fue quizás la alegría que trasmiten y la manera de vivir, de una forma relajada y tranquila, pese a las condiciones de miseria que sufren», explica el autor de la muestra. Una experiencia que, sin duda, añade, «te ayuda a relativizar mucho las cosas». Un sinfín de vivencias que sorprenden, de las que se aprende mucho y que ahora, a través de las imágenes se pueden enseñar. Entre los proyectos y actuaciones que Solidaridad Internacional está desarrollando en la zona figura la construcción de pozos en distintas poblaciones. «Una infraestructura que significa la vida para una comunidad entera y que cuesta seis euros, una realidad que nos hace cuestionar mucho en qué debemos emplear el dinero y los recursos», destaca. Cada imagen es una exposición de hechos cotidianos que invitan a la reflexión. De su periplo, Capotillo volvió con otros tantos carretes de anécdotas y experiencias. Cuenta, por ejemplo, cómo cuando llegó a un alejado poblado, cerca de Cochabamba, el mayor centro de producción de coca del país, se encontró, en medio de la nada con unas gigantescas antenas parabólicas. Su sorpresa fue mayor al saber que las habían instalado los narcotraficantes para poder comunicarse a cambio de dejarles usar el teléfono a los indígenas de la aldea. «Lo más increíble es que ellos no tenían a quién llamar, porque no conocen a nadie fuera del poblado y las mujeres las utilizaban como quitasol para hacer la comida debajo». Durante sus estancias en Perú y Bolivia, el fotógrafo se integró plenamente en la dinámica de cada población, «una sociedad en la que la vida es lo más preciado y, sin embargo, tampoco vale mucho». Solidaridad Internacional ofrece ahora la oportunidad de conocer sin censuras esta situación en una campaña de sensibilización. Los datos son más que reveladores. El 40% de los indígenas no tienen acceso a agua potable y sobreviven de la agricultura y la ganadería, pero la extrema dureza del clima y la fragilidad del medio amenazan contínuamente los cultivos. Tres de cada cuatro indígenas viven en situación de extrema pobreza.