Una compradora muy pícara

VIGO

Reportaje | Coleccionista por cuenta ajena en Gondomar La estafadora detenida por la Guardia Civil de Baiona conseguía las cuentas bancarias de sus víctimas robando la correspondencia de los buzones

04 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Le gustaban las colecciones que se anuncian por televisión. Estaba suscrita a muchas de ellas. La enciclopedia de Los Lunnis , la serie sobre el cuerpo humano, colecciones de películas clásicas y de terror, réplicas de coches deportivos en miniatura, muñecas antiguas, lámparas, estanterías, cajas de música, libros, revistas... Su casa de Gondomar era un auténtico kiosko con las últimas novedades editoriales, desde la que surtía generosamente a sus amigos y familiares. Y todo sin que le hubiese costado ni un solo euro. Ella hacía los pedidos por correo o por Internet, pero para el pago facilitaba las cuentas bancarias de terceras personas. Los perjudicados recibían extrañados cargos en sus cuentas corrientes por misteriosas suscripciones que nunca habían realizado. Los principales afectados eran al final las empresas vendedoras de las colecciones, puesto que los recibos solían ser devueltos. Pero a partir de ahora ya pueden estar tranquilos. La Guardia Civil detuvo el pasado martes a esta estafadora cuando se disponía de recoger uno de sus pedidos en la oficina de Correos de Baiona. MM.C.N., de 29 años, pasará a disposición judicial por un presunto delito continuado de estafa. Las investigaciones apuntan a que llevaba comprando de manera fraudulenta desde el mes de abril del año pasado. Los agentes del cuartel de Baiona se incautaron de más de 1.000 artículos. Cuantiosa estafa Por el momento se desconoce la valoración total de los productos de las cinco empresas que hasta el momento se conocen afectadas, pero la estafa se considera elevado, teniendo en cuenta que tan sólo en una de ellas se efectuaron compras por valor de 3.069 euros. La denuncia fue puesta por dos vecinos de Baiona, pero se sospecha que pueda haber más personas afectadas. Ella conseguía averiguar los números de cuenta bancaria de sus víctimas robando la correspondencia depositada en los buzones. El nombre del comprador era siempre ficticio y los pedidos los recogía personalmente en la oficina de Correos tras recoger el aviso que llegaba a una dirección del barrio de Sabarís, en Baiona. A partir de ahora esta mujer no tendrá más remedio que pagar cuando desee apuntarse a alguna colección, aunque antes deberá rendir cuentas en los tribunales.