Ahora que somos menos

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández AGRA DE MARCÉS

TORRE DE MARATHÓN

27 ene 2015 . Actualizado a las 03:00 h.

s Ahora que somos menos, y llueve, y hace frío, ya no es tan divertido. Empezamos la temporada sin Leti ni Miranda, el mercado de invierno se llevó a Muñoz, y esta crisis que no entiende de plazos nos hace temer por los compañeros del Dxt. Fijos en la grada o la verja; más allá del sueldo. Rotándose cada mañana el paseo hasta Abegondo, como hacemos todos los de la prensa. Como hace Víctor con su segunda línea de ataque, pero sabiendo dónde juega cada uno.

Los de la radio, en cambio, son más parecidos a la zaga. Hay tres (más bien cinco) fijos, que solo se caen por lesión, y un titular poco discutible, que a veces abandona el micro por precaución. Igualito que Lopo. El de la tele vendría a ser nuestro Fabricio, y los sábados sus partidos de Copa para darse un respiro. Entre los parroquianos del bar de Alfonso, en el Agra de Marcés (lugar de San Tirso), hay veteranos de los campos de la Torre y algún novato que solo ha visto entrenarse al Dépor de Vázquez y de Fernández.

Que se perdió los partidos de futvoley y las comparecencias de Oltra, siempre al contragolpe; y el metódico trabajo del inabordable Paciencia. Después de ellos, cómo no nos iba a tener un poco ganados Fernando, si le preguntabas y en un descuido te había dicho su alineación, la del rival y hasta el resultado. Los de Castrofeito te son así. Sinceros y muy de andar en bici.

Contaba hace nada un exjugador de equipo con dineros que del Dépor le gusta lo de que no haya mucha tontería en el vestuario; y también la relación con los medios, que aquí no es cuestión de Estado (un recién llegado, claro). La posibilidad de hablar o elegir no hacerlo, sin censores de club pendientes de cada palabra. Los de la grabadora también hemos ganado algo, ahora que somos menos. Porque faltan Paco y su valla naranja.

Y nos acordamos de Paco, un tipo entrañable que pedía perdón con los ojos y decía «machiño...» y que no con la cabeza; pero nadie echa de menos la valla. Innecesaria para el futbolista mayor de edad, que unas veces se detiene a charlar y otras pasa de largo y se mete tranquilo en su coche sin que le amarguen más el día. En el Agra (lugar de San Tirso) se va normalizando el Dépor. Porque hasta aquí no llega el ruido. Dicen los que viven de dar patadas a un balón que así es más fácil aislarse.

Lo era incluso cuando cobraban en pagarés de esos de ya veremos. Hace un tiempo que los del ya veremos estamos arriba, viendo calentar a los del balón desde la grada. Para nosotros también es más fácil aislarnos, y jugar a acertar el próximo once mientras escuchamos a Víctor cambiarle el nombre a sus chicos dos campos más lejos. Aunque ahora, sin ruido, empezamos a ser menos. Y como sigamos así, el día que vuelva Paco van a estar solos. Él y su valla.