La nulidad exprés llega a Galicia

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

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En la Diócesis de Santiago se firmó el pasado agosto la primera disolución de matrimonio por la vía rápida que instauró el papa Francisco; antes se había aprobado otra en Bilbao

23 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El «martirio» al que se vio sometida la princesa Carolina de Mónaco para obtener la nulidad matrimonial de su primer esposo, Philippe Junot, llenó muchas páginas de la prensa rosa, porque el Tribunal de la Rota, el que en última instancia tomaba la decisión, tardó catorce años en concedérsela, y lo hizo cuando su segundo marido, Stefano Casiraghi, ya había fallecido. Hoy en día, Carolina de Mónaco podría haber obtenido la anulación de su matrimonio en dos meses, como le pasó a una pareja gallega que vio resuelto en tiempo récord su petición ante los tribunales eclesiásticos compostelanos, en la primera sentencia exprés que se firmó en la Diócesis de Santiago tras la reforma aprobada por el papa Francisco a finales del año pasado.

La pareja solicitó la nulidad matrimonial de mutuo acuerdo y a principios de agosto vio satisfecha su solicitud con la publicación de la primera sentencia de una nulidad exprés en la diócesis compostelana, un término que no le gusta al canónigo Daniel Lorenzo porque «parece que no se hace con la debida diligencia, cuando lo que ocurre es que se evita de oficio que tenga que ser aprobado por otros tribunales; lo correcto es llamarle procedimiento oral ante el obispo». La petición fue aprobada por falta de madurez de los contrayentes. Lorenzo prefiere decir «por incapacidad para el matrimonio en ese momento, lo que no quiere decir que con el tiempo no enmienden su estado».

Con todo, la primera sentencia de nulidad matrimonial por la vía rápida de la que se tiene constancia en España la firmó el obispo de Bilbao Mario Iceta. Se publicó en la revista Vida nueva, y data del mes de marzo, fecha en la que el representante de la Iglesia bilbaína le dio el visto bueno a la petición de una pareja que había solicitado dos meses antes la disolución de su matrimonio eclesiástico. El proceso les costó 300 euros, cuando antes de la reforma del papa, el coste podría ser de 9.000 euros y lo habitual es que hubiese que esperar entre cuatro o cinco años a que se resolviese. Eso era así porque, como explica Lorenzo, «pasaba por un tribunal de primera instancia y luego el de segunda y finalmente por el de La Rota de Madrid, cuando lo lógico es que si había conformidad y estaba justificado, con que lo firmase un tribunal era suficiente. Mucho antes de la reforma del papa, el deán de la Catedral de Santiago, Manuel Calvo, ya lo había defendido en una publicación». Lorenzo recuerda que en los años 90 se aprobaron muchas nulidades «por drogadicción de alguno de los contrayentes. Eran matrimonios celebrados en los 80».

El bilbaíno de 38 años que ha obtenido la nulidad del matrimonio que se oficializó en el 2007 asegura que nunca se había sentido casado con su exmujer, pese a tener con ella una hija. Pensaba contraer matrimonio civil con su novia irlandesa, pero ahora la sentencia les permitirá hacerlo por la Iglesia. «Solo tengo una palabra para el papa: gracias», dijo el flamante soltero.