Los gases de efecto invernadero, en un punto de no retorno

ramón saco REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Aunque se parasen las emisiones, sus efectos perdurarían décadas

22 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzó un nuevo máximo el año pasado y el índice de aumento se ha acentuado, según el Boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). De acuerdo con el informe, entre 1990 y el 2010 hubo un aumento del 29 % en el forzamiento radiactivo -el efecto calentamiento en nuestro sistema climático- provocado por los gases de efecto invernadero. El dióxido de carbono representó el 80 % de este aumento.

«La carga atmosférica provocada por los gases de efecto invernadero debido al conjunto de actividades humanas ha alcanzado una vez más niveles sin precedentes desde la era preindustrial», afirmó Michel Jarraud, secretario general de la OMM. Incluso si se lograsen detener las emisiones de gases de efecto invernadero -y esto dista mucho de ser una realidad-, estas perdurarían en la atmósfera durante décadas por venir y, por lo tanto, seguirían afectando al equilibrio delicado del planeta y el clima.

«Hoy más que nunca, debemos entender las interacciones complejas y, a veces, imprevistas entre los gases de efecto invernadero en la atmósfera, la biosfera terrestre y los océanos», indicó Jarraud.

El dióxido de carbono (CO2) es el gas de efecto invernadero presente en la atmósfera más importante provocado por la actividad humana y contribuye en un 64 % al aumento total del forzamiento climático causado por estos gases. Desde el inicio de la era industrial en 1750, su abundancia atmosférica ha aumentado en un 39 % a 389 partes por millón (número de moléculas del gas por millón de moléculas de aire seco). Ello obedece principalmente a las emisiones de la quema de combustibles fósiles, la deforestación y los cambios del uso de la tierra.

Óxido nitroso

Pero la OMM destaca especialmente en su informe el aumento del óxido nitroso (N2O), el tercer gas de efecto invernadero más dañino, tras el CO2 y el metano. Su carga atmosférica es un 20 % mayor que en la era preindustrial y, en los últimos cien años, su impacto en el clima es 298 veces mayor que las emisiones equivalentes de dióxido de carbono. Además, cumple también una importante función en la destrucción de la capa de ozono de la estratosfera que nos protege de los rayos solares ultravioletas nocivos.

El óxido nitroso se emite a la atmósfera desde fuentes naturales y artificiales, en particular los océanos, la combustión de biomasa, el uso de fertilizantes y distintos procesos industriales.

Aumento del forzamiento radiactivo (calentamiento del clima) desde 1990.

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