El lugar recrea la atmósfera de un típico pueblo inglés en gran parte de su área urbana, y la arquitectura de sus edificaciones data de la tercera década del siglo XX.
31 oct 2011 . Actualizado a las 11:19 h.Ecuador conmemora esta semana un siglo desde que encontró oro negro en sus entrañas, lo que ahora recuerda declarando patrimonio cultural del Estado a la localidad de San José de Ancón, génesis de la era petrolera del país.
Aunque la mayor cantidad de petróleo ahora sale de la verde Amazonía, fue en Ancón, en la península de Santa Elena, donde se centró la mirada inglesa y ecuatoriana para explorar por primera vez el crudo el 5 de noviembre de 1911 y luego extraerlo.
Ahora el país produce unos 500.000 barriles por día y el petróleo financia alrededor del 25 % del presupuesto del Estado.
Ancón, situado a unos 140 kilómetros de Guayaquil, nudo económico de esta nación andina, se extiende sobre 400 hectáreas, entre grandes espacios verdes, quebradas y pequeñas mesetas, con un clima seco y temperatura promedio de 25 grados centígrados.
El lugar recrea la atmósfera de un típico pueblo inglés en gran parte de su área urbana, y la arquitectura de sus edificaciones data de la tercera década del siglo XX.
Viviendas, clubes, oficinas, centros educativos, edificios de servicios se construyeron con madera de excelente calidad y constituyen el único testimonio de una época que marcó desde 1911 el inicio de la explotación de hidrocarburos en Ecuador, convirtiéndose en la primera ciudad petrolera del país.
Cien años después, el paisaje urbanístico de Ancón no sólo incluye antiguos e inservibles balancines para el bombeo de petróleo sino instalaciones petroleras que aún extraen crudo, aunque en pocas cantidades.
Ancón «representa una época en la historia de Ecuador y lo consideramos como parte de un patrimonio industrial», dijo a Efe Pablo Lee, planificador técnico del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.
Aquella zona, en la que antes de que salga la primera gota de petróleo sólo reinaba el acantilado y la playa sin habitantes, será desde el próximo 5 de noviembre Patrimonio Cultural del Estado.
Con ello, Ancón, que en la actualidad tiene cerca de 7.000 habitantes, pasaría de génesis de era petrolera ecuatoriana a centro patrimonial, cultural y turístico.
Para Lee, la inclusión de Ancón en la lista patrimonial acarrea una inversión en la conservación de las estructuras históricas, lo que atraerá el turismo cultural, mejorará la condición de vida en la zona y fomentará la creación de iniciativas de empresas, con la participación de habitantes en todos estos procesos.
«Lo importante es que el patrimonio no sea solo una declaración, sino la apropiación de parte de quienes tienen que cuidarlo protegerlo y desarrollarlo», subrayó.
Martha Pilco, presidenta da la Junta Parroquial de Ancón, se lamentó de que pese a que el pueblo fue «un pilar fundamental para la economía del país», tras la salida de los ingleses quedó como «un pueblo de nadie, todo el mundo quiso hacer y deshacer».
A Ancón se referían antes como campamento, pero en 2002 fue reconocido como «parroquia», una división territorial de Ecuador.
Por ello su alegría ahora que el Ministerio de Patrimonio ha impulsado declararlo Patrimonio Cultural, lo que, en su opinión, catapultará la zona al turismo.
Pero no quiere un turismo «de discotecas» sino uno «de descanso, de relax porque es un lugar hermoso, con hermosos acantilados», según dijo a Efe, al recordar que «el que no tiene cultura no tiene identidad» y reforzar que se identifican «como un lugar histórico».
Es que la parroquia posee bienes de patrimonio industrial, arquitectónico, histórico e inmaterial, un listado que incluye varios clubes, como el Ancon Club, y los conjuntos de viviendas de los Barrios Inglés y Obrero.
Además, el lugar donde nació el mejor futbolista ecuatoriano de todos los tiempos, Alberto Spéncer, ex cónsul en Uruguay, y quien, según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, es uno de los 20 mejores futbolistas sudamericanos del siglo XX.
En Ancón también nació el ex arquero José Francisco Cevallos, conocido como «las manos del Ecuador», y actual ministro de Deporte.
Para el Ministerio de Patrimonio, en Ancón da la impresión de que el tiempo se ha detenido porque el hombre respetó en gran medida lo que tiempo atrás se edificó, convirtiéndose así en una postal más en la galería patrimonial del país.