El satélite gallego orbitará en enero

L. C. Saavedra VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Su transporte hasta 1.450 kilómetros de altitud será en un nuevo cohete «Vega»

12 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El primer nanosatélite de fabricación netamente gallega será previsiblemente situado en una zona orbital entre el 17 y el 21 de enero del 2012 -que oscilará de 300 a 1.450 kilómetros de la Tierra- tras cerca de tres años de intenso trabajo, según las estimaciones de la Universidade de Vigo. El Xatcobeo, como ha sido bautizado, será el primer pasajero con cerebro y alma gallega que irá, además, a bordo de un nuevo cohete Vega, que despegará en esas fechas de la base de la Agencia Espacial Europea (ESA) en la Guayana francesa, con la misión de prospectar la radiación de una zona cósmica conocida como anillos de Van Allen, en la que penetrará y saldrá, y para evaluar las perturbaciones que estos anillos de energía generan en las teleconexiones e instrumentación de las naves espaciales.

El cinturón Van Allen flota en el espacio entre 1.500 y 16.000 kilómetros de la Tierra, y en él se concentran partículas de alta potencia atrapadas por el campo magnético terrestre. La energía irradiada en esa zona del espacio es tan alta que ha obligado a que casi la tercera parte de la masa del picosatélite esté formada deliberadamente por un escudo antirradiación. Si no fuese así, su estructura sería pulverizada en pocos minutos. La vida útil del ingenio espacial gallego será de tres meses, y una vez cumplida su navegación en el espacio y pasada su fecha de caducidad se irá destruyendo en su órbita. Se volatilizará al cabo de un año una vez intente su reingreso en la atmósfera terrestre. Dicho de otro modo: el Universo reabsorberá el Xatcobeo y no pasará a ser basura espacial.

Menos de un kilo

El nanoingenio, que será lanzado al espacio a bordo de la plataforma Vega y orbitará en una zona entre los 300 y los 1.450 kilómetros de la superficie terrestre, es realmente pequeño. Se trata de un cubo de apenas 10 centímetros de lado y un peso de 900 gramos, pero lo cierto es que supone un gran salto en el camino del desarrollo espacial por parte de grupos de investigadores gallegos, en este caso concreto de la Universidade de Vigo, quienes han recibido al apoyo técnico del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). El artefacto ya está listo para su lanzamiento, según dijo ayer el investigador principal del proyecto, Fernando Aguado, quien destacó que el éxito de este proyecto era en realidad la metodología empleada, es decir, la extensa planificación previa de todos los pasos necesarios, «similar -aseguró- a la de las grandes misiones espaciales».

Además de los experimentos para medir las radiaciones, el picosatélite también desplegará paneles solares en el espacio -que, a modo de brazos, lleva plegados sobre sí mismo- para incrementar su potencia eléctrica hasta seis voltios y garantizar así sus operaciones en la zona de trabajo encomendada. Su colocación en el espacio será mediante un dispensador monoplaza que, llegado el momento oportuno, abrirá una compuerta y liberará el ingenio en el espacio exterior. El mencionado cofre de aluminio, que será su hogar durante el vuelo en el cohete Vega hasta que llegue a su punto de destino a casi 1.500 kilómetros de la atmósfera terrestre, le proporcionará energía para mantenerse operativo y salir de la cápsula para cumplir sus misiones.