Misa multitudinaria en Cibeles

alejandro posilio MADRID / LA VOZ

SOCIEDAD

Rouco Varela recuerda en su homilía las jornadas celebradas en Compostela en 1989

17 ago 2011 . Actualizado a las 13:18 h.

«Los jóvenes de las Jornadas Mundiales de La Juventud han sido desde Santiago de Compostela y para siempre peregrinos de la Iglesia. Recorren en comunión con ella un excepcional itinerario espiritual de consecuencias decisivas para el futuro de sus vidas. Comprueban que la senda señalada por el sucesor de Pedro les lleva a Cristo sin que ningún poder humano pueda impedirlo».

Son palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, en la homilía que ofreció en la tarde de ayer en la madrileña plaza de Cibeles, ante decenas de miles de peregrinos llegados desde todos los rincones del mundo, para inaugurar oficialmente la vigésima sexta edición de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ).

Cuarenta horas antes de que el papa Benedicto XVI llegue a la capital de España en su vista pastoral para reunirse con más de un millón de jóvenes católicos, según las estimaciones de los organizadores, el cardenal arzobispo de Madrid ofició la llamada misa de acogida, ante la presencia de cerca de 800 obispos, arzobispos y cardenales de todo el mundo, así como 8.00 sacerdotes.

Evangelización

En su homilía, el prelado gallego recordó que las JMJ son «un valiosísimo instrumento de la nueva evangelización», y que desde «las celebradas en Santiago de Compostela se conciben y viven como el final gozoso de una peregrinación, fuese cual fuese el lugar de su celebración».

Rouco Varela reconoció que los jóvenes que acuden a esta JMJ son «la generación de Benedicto XVI, que no es la misma que la de Juan Pablo II (el anterior papa)». Y añadió: «Vuestros problemas y circunstancias vitales se han modificado. La globalización, las nuevas tecnologías de la comunicación, las redes sociales y la crisis económica os condicionan para bien y, en muchas ocasiones, para mal. A los jóvenes de hoy, con raíces existenciales debilitadas por un rampante relativismo espiritual y moral, encerrados por el poder dominante, [...] se os tienta poderosamente hasta los límites de haceros perder la orientación en el camino de la vida».

Tras las palabras del prelado de Vilalba, jóvenes peregrinos de distintos países pidieron en distintos idiomas por el pontífice y por las Jornadas, y presentaron sus ofrendas a Rouco.

Después de la misa, el cardenal Stanislaw Rylko, del Consejo Pontificio para los Laicos (organismo del Vaticano encargado de la celebración de las JMJ), resaltó que jóvenes de todo el mundo se han reunido en Madrid estos días «para decir en voz alta a todo el mundo, y en particular a esta Europa que está dando signos de profunda desorientación, un firme ¡sí!, ¡la fe es posible!».

«Desde Compostela, las Jornadas se viven como el final gozoso de una peregrinación»

Rouco Varela

«Jóvenes de todo el mundo se han reunido para decir en voz alta que la fe es posible»

Stanislaw Rylko