Gestión difícil y con frecuencia ineficaz

María José Juan Jordá

SOCIEDAD

08 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

CLas especies de atunes y picudos que se han categorizado como amenazadas tienen un gran valor económico y son muy apreciadas en los mercados globales. Esto crea grandes incentivos económicos para que sean explotados de un modo insostenible. Esto, junto con su capacidad reproductora, que es muy baja (alcanzan la madurez muy tarde y son menos productivas que el resto), hace que estas especies sean muy vulnerables a la sobrepesca. Ya que no podemos cambiar su biología, el primer paso si queremos protegerlas es reducir el esfuerzo pesquero a nivel global a unos a niveles seguros que garanticen su sostenibilidad. Una reducción del esfuerzo pesquero a niveles mas seguros parece simple. Sin embargo, la gestión de los atunes y peces picudos es muy complicada, porque estas especies son pescadas por muchos países y muchas flotas, que usan métodos muy distintos de pesca y cada país y flota tiene sus propios intereses. También tienen una distribución geográfica muy amplia, a lo largo y ancho de las zonas tropicales y templadas del mundo y son altamente migratorias. Desde un punto de vista logístico y político estos factores hacen que su gestión sea muy difícil y con frecuencia ineficaz.